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Cambio climático

Cuando el clima afecta a la economía

Es como si no estuviéramos en otoño. hemos pasado sin transición del verano al invierno y ese cambio drástico tiene consecuencias para el consumo, la agricultura, el comercio y el turismo valencianos

Cuando el clima afecta a la economía

Este año, el invierno ha llegado sin transición. En cuestión de pocos días hemos pasado de la manga corta al abrigo y la manta. Puede que la memoria sea frágil, pero algo parecido, a la inversa, sucedió el último invierno. Y el año anterior. Es como si apenas quedaran ya dos estaciones y el otoño y la primavera se hubieran difuminado. El cambio climático se cuela en nuestras vidas de forma implacable. ¿Cómo nos afecta como consumidores? ¿Y a los productores? ¿Y a los vendedores?

El sector agrario es sin duda uno de los más concernidos por las modificaciones en el clima. El director del Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias (IVIA), Enrique Moltó, asegura que este centro está trabajando varias líneas, entre ellas nuevas variedades -caquis, pimientos, cítricos- resistentes a la sequía y la salinidad porque consumen menos agua. También trabaja en el control biológico con fauna autóctona para luchar contra la aparición de nuevas plagas por el cambio climático y en técnicas para optimizar el ahorro del agua. Digamos que son actuaciones a largo plazo. La percepción a corta distancia es de efectos cada vez más evidentes, aunque Moltó también avisa de que hay que tomar cierta distancia temporal para visibilizar en toda su magnitud las consecuencias. Aún así, las variedades más tempranas de cítricos, sobre todo de mandarinas, «han salido más tarde, con lo que el agricultor está perdiendo mercado» y hay que recurrir a la producción de otros países. Además, el alza de las temperaturas implica más evaporación y mayores costes porque hay que gastar más dinero en agua.

En la primavera que ahora parece que se ha esfumado se producen efectos negativos sobre la floración del caqui que provoca frutos más pequeños o que aparezcan semillas en variedades «donde no toca debido a la polinización cruzada», que también afecta ya a los cítricos. El director del IVIA añade que hay frutales de hueso que precisan frío y, si suben las temperaturas, la producción es menor.

El responsable técnico de la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA), José Francisco Sales, coincide en los efectos sobre el melocotón, el almendro o la nectarina. «Precisan que en la primera parte del otoño ya haya frío y que no sea cálido, como está sucediendo». A los cítricos les afecta sobre todo en la floración. El exceso de calor merma la producción, mientras que el de lluvia, como ha sucedido este octubre, provoca la aparición de hongos. Además, «si hace poco frío, la producción se concentra, lo que puede generar problemas de mercado si sale de golpe todo el producto». Sin embargo, no todos los efectos son negativos. Por ejemplo, las hortalizas de hoja, como las lechugas, el tomate o el melón y la sandía, que crecen en verano, prolongan su ´vida´ si no hay otoño, aunque la calidad tal vez no sea la mejor.

Los efectos del clima son perceptibles también en el consumo. El portavoz de Asucova, la asociación valenciana que integra a los supermercados, Pedro Reig, asegura que hay productos como el agua, el hielo, los refrescos, la horchata, el helado o el gazpacho que «sufren incrementos o decrecimientos, según la temporada, más acusados que antes». Pero, como son productos industriales, no hay problema de suministro. Con productos frescos como el melón y la sandía hay diferencias. En este caso, «no nos afecta demasiado porque el aprovisionamiento es a corto tiempo». Además, en la mayoría de los casos «los sustituimos por otros productos comprados en otras zonas, lo que implica, eso sí, un encarecimiento, porque el producto que no es de temporada ni de proximidad es más caro».

Ventas

Cipriano Cortés, presidente de Confecomerç CV, que aglutina a todo el sector, asegura que septiembre «ha sido un mes con altas temperaturas, lo que no ha favorecido las ventas y eso que se trata de un arranque de temporada de otoño-invierno que coincide con la vuelta al colegio y que supuestamente lleva aparejado un gasto extra y adicional». Aunque no culpa en exclusiva al cambio climático, Cortés recuerda que las ventas del sector en la Comunitat Valenciana cayeron en ese mes un 3,9 %. Es ya conocido que las tiendas de confección -y los comercios que venden artículos de calefacción y refrigeración- tienen problemas para colocar parte de la ropa si las estaciones frías o cálidas se prolongan más de lo normal. La ropa de entretiempo deja de figurar en el vestuario de la gente y el consumo, en ocasiones, se demora para aprovechar las rebajas.

El presidente de la patronal valenciana del textil Ateval, Càndid Penalva, coincide en que el cambio casi de verano a invierno «ha sido brutal» este año. Dada la programación de las fábricas textiles, no estamos preparados aún para la ropa de invierno, de tal forma que, «si el frío llega antes y los clientes anticipan sus peticiones de ropa de cama, la producción se descuadra». Penalva añade que el textil es un sector «muy condicionado por los cambios estacionales». En situaciones como la de este año, «se queda ropa en el almacén que no podemos vender y que hay que liquidar a precios reducidos, incluso bajo coste, al año siguiente, lo que afecta a la cuenta de resultados» de las compañías. El empresario admite que, en un principio, el cambio climático «parecía algo en cierto modo anecdótico, pero se está poniendo serio y empieza a preocuparnos».

El sector turístico vive la situación con una cierta ambivalencia. Por un lado, registra «muy buenas cifras» fuera de julio y agosto, lo que implica cumplir el propósito de la desestacionalización, según fuentes de la Agència Valenciana del Turisme que recordaron que el pasado septiembre se alcanzó una ocupación próxima al 90 %. «La Comunitat Valenciana tiene un clima envidiable y es más fácil aprovechar más meses del año, no solo para la playa, sino para otras actividades como el turismo cultural, de interior o gastronómico, como sucede con el mercado nórdico». No obstante, «a largo plazo el cambio climático será negativo, porque el turismo del Norte de Europa vendrá menos al ser sus temperaturas más cálidas. Ya ha pasado este año con el turismo británico».

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