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A mí también me gustaría creer... pero estaría equivocado

A mí también me gustaría creer... pero estaría equivocado

Mucha gente me hace la misma pregunta por estas fechas: «¿Cuánto va a subir la bolsa este año?». Confieso que es algo que me sabe mal, pero no por la pregunta, sino por lo que implica para miles de inversores. No sé cuánto va a subir la bolsa, pero sí sé que aquellos que se atreven a pronosticarlo tampoco lo saben. Las bolas mágicas sólo existen en los cuentos de hadas.

Sin embargo, muchos inversores quieren creer. El hombre desarrolló la agricultura por la necesidad, casi patológica, de tener certezas. En la prehistoria, la certeza de que en invierno tendrían algo para comer; hoy en día, los inversores desean tener la certeza de que sus ahorros crecerán el tanto por ciento que pronostican los gurús bursátiles.

Advertiré que los pronósticos suelen ser, en su mayoría, positivos y que la cifra mágica año tras año es el 10%. Para 2018 se auguraron subidas del 5 % al 15% para el Ibex y este cerró con una caída del 15%. Para este año, los pronósticos apuntan de nuevo a un crecimiento entre el 5 % y el 10%. Se apoyan en que la caída del pasado ejercicio deja recorrido al alza. Cualquier cosa vale.

Pues bien, tras más de treinta años como profesional del sector financiero escuchando la misma pregunta, he desarrollado tres contrapreguntas. La primera: ¿Qué bolsa?. Porque hay muchos índices y cada uno funciona de manera distinta. El Ibex cayó el pasado año el 15% y el Dax alemán más del 18%, pero el ADX de Abu Dhabi subió un 10,6%. La segunda pregunta: ¿Qué sectores?. Dentro del Ibex, la banca bajó un 22%, pero el subsector de valores químicos subió un 28% y el de energías renovables, un 15%.

Y remato con esta tercera: ¿En qué periodo?. Porque la rentabilidad no se mide de enero a diciembre, sino por la diferencia entre el precio a que se compró y al que se vendió. El pasado año mucha gente ganó dinero con el Ibex, pues entre el cierre máximo y el mínimo hubo una distancia de 2.246 puntos.

Perdón por la ensalada de datos, no tengo esa costumbre, pero a veces hay que recurrir a las cifras. A mí también me gustaría creer en los pronósticos, pero estaría equivocándome. Y con el dinero no se juega.

La inversión no debe, ni puede, sustentarse en corazonadas, se basa en el rigor, la clara definición de unos objetivos, la perseverancia y un método demostrado: la diversificación por sectores, mercados, divisas, tipo de activo, €; las aportaciones periódicas y el uso de la inversión en renta variable a largo plazo. Y todo ello, siempre acompañados de un asesor profesional. Y también se basa en aprovechar los momentos, porque la clave cuando se ahorra a largo plazo es invertir cuando todo el mundo huye y los precios bajan. Lo demás son cuentos.

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