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Una mujer a los mandos de la genética

Lorena Faus, ingeniera industrial, preside grupo Ascires, un holding familiar especializado en genética que factura 100 millones

Una mujer a los mandos de la genética F. Bustamante

"Detrás de esta mujer menudita está mi marido». En estos tiempos de reivindicación de lo femenino la frase se asemeja a toda una declaración de principios, en especial porque, de esta forma, Lorena Saus le da la vuelta a aquel aserto que decía que detrás de todo gran hombre hay una gran mujer. La presidenta del grupo Ascires, un conglomerado que integra a firmas como Eresa o Sistemas Genómicos y supera los 100 millones de facturación, confiesa devoción por el padre de sus hijas Marta y Valeria, de diez y ocho años, respectivamente. Nacida en València en 1976, no navegó en el a veces proceloso mundo de la formación con el objetivo de acabar rodeada de probetas, tubos de ensayos, máquinas de resonancias magnéticas y análisis de ADN. Estudió, al igual que el que luego sería su marido -y, en la actualidad, también asesor de expansión del grupo Ascires-, ingeniería industrial en la Universitat Politécnica de València. Ambos, junto a un amigo común, montaron una ingeniería de eficiencia energética en 2007. Les fue muy bien. De hecho, en 2008 ya facturaban 10 millones de euros. Todo un logro en un negocio tan incipiente y en una época en la que ya había extendido sus tentáculos la Gran Recesión. Pero al año siguiente, otro tipo de crisis, en este caso societaria, sacudió al grupo familiar y Lorena y su marido dejaron sus negocios particulares y trasladaron sus energías a Sistemas Genómicos con el propósito de salvar un conglomerado empresarial que su padre Vicente había empezado a levantar en los años setenta del siglo pasado en circunstancia bastante inverosímiles.

Y es que Vicente Saus era un labrador de secano de Moixent. Toda su familia eran agricultores. A los 22 años, «tras una pelea con su padre por cuestiones laborales en el campo, se vino a València». A Franco y su dictadura aún les faltaba un lustro para abandonar de una vez este mundo. Sus primeras andanzas por la ciudad, como recuerda su hija, no desmerecen las mejores historias del self made man. Empezó durmiendo en el puerto, descargó camiones, se hizo comercial y empezó a compaginar estas labores con los estudios de economía, inspección de Hacienda y auditor de cuentas. Completada su formación, entra a trabajar como comercial para una industria farmacéutica «y es ahí donde empieza a establecer contactos con médicos», algunos de los cuales le piden que les haga sus declaraciones fiscales. Estrechan lazos y junto a cuatro de ellos crea Eresa, hace ahora 40 años. Fue, como recuerda Lorena Saus, «la primera empresa de España que se dedicaba a hacer TAC, una tecnología en la que nadie creía entonces». Fue un éxito. Hoy día esta empresa, en la que la familia Saus tiene un 60 %, emplea a 700 personas, factura 50 millones y obtuvo en el último ejercicio unas ganancias de tres millones. No todo ha sido un camino de rosas. También ha habido escollos en este crecimiento. Ahora mismo, la reversión del acuerdo para prestar el servicio de TAC y resonancias en el Hospital General ha dejado en la calle a siete de los 25 empleados de Eresa en ese centro. En marzo de 2017, un juez de València archivó un procedimiento penal contra Eresa al no ver acreditado el delito fiscal del se le acusaba y concluir que un fraude de subvenciones habría prescrito. Lorena Saus asegura que la compañía, concesionaria del servicio de resonancias magnéticas en buena parte de la sanidad pública valenciana desde el año 2000 y ganadora de un concurso de 490 millones a diez años, se vio envuelta en el clima de corrupción que caracterizó la etapa del PP en la Generalitat: «No se podía entender que todo fuera correcto, los competidores nos denunciaron y pagamos unos por otros, pero hubo una investigación judicial y todo quedó aclarado y resuelto».

Eresa no es la única aventura empresarial de los Saus. La madre de Lorena es enfermera y padece una enfermedad pulmonar «no diagnosticada aún». Durante cuatro años cedió parte de su salario al Instituto de Investigaciones Citológicas. A raíz de esta situación, Vicente Saus propuso a sus socios en Eresa la creación de Sistemas Genómicos, «pero no creyeron en la genética», así que «lo hicimos nosotros, la familia, con el propósito de anticiparnos al futuro, una inversión a 25 años sin retorno económico porque se necesita destinar mucho dinero a material, maquinaria y personal y hay que apostar por un proyecto a largo plazo». Los resultados ya están a la vista: la facturación fue de 10 millones en 2018 y la previsión es llegar a 13 en 2019, con un beneficio de un millón «que se reinvierte». La firma nacida en 1998, que vende a 40 países y tiene 140 trabajadores, está especializada en diagnósticos de precisión sobre todo en oncología, reproducción y prenatal. Luego llegó Cetir, la Eresa catalana, adquirida en 2009, y la Fundación Quaes, a la que el grupo hace una donación anual de 900.000 euros y que forma a la sociedad en genómica y diagnóstico.

En 2016, Vicente Saus se jubiló y Lorena, cuya hermana mayor ya había salido del grupo Ascires, fue nombrada presidenta de un conglomerado en el que, como ha quedado dicho, aterrizó siete años antes sin «saber nada de genética». Y en un momento convulso en Sistemas Genómicos, que «estaba quebrada y donde un socio fundador y consejero delegado, en lugar de reflotarla, montó una compañía competidora. Tuvimos que empezar de cero con cuatro millones aportados por la familia». Saus confiesa que uno de sus hobbies favoritos «es pensar en nuevos proyectos», pero también los viajes en familia. Todos juntos ya han visitado Costa Rica y Tanzania y ahora tienen en la mira Cuba. No es cinéfila, aunque le gusta el cine y asegura que le encanta leer, a pesar de que no puede hacerlo tanto como quisiera. «Allegro ma non troppo», de Carlo Cipolla, es una de sus últimas lecturas favoritas.

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