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El enemigo más fiel de Rodrigo Rato

El enemigo más fiel de Rodrigo Rato

Si alguien puede decir «te lo dije», esas tres palabras que tanto achican el alma a veces, es Francisco González, expresidente de BBVA, que esta semana ha sido testigo en la Audiencia Nacional en el juicio por la salida a bolsa de Bankia. González, como dijo en la sala, siempre fue el enemigo más fiel del expresidente del hoy banco público, Rodrigo Rato, de la creación de la propia Bankia, de la salida a Bolsa y del posterior plan de saneamiento previo a la nacionalización. Si por él hubiera sido, las cajas de ahorros habrían desaparecido para siempre como entidades independientes devoradas por bancos tan aquejados de ansias de grandeza como el suyo.

González, hoy disminuido por el caso de las escuchas del excomisario José Manuel Villarejo pero antaño tan soberbio como Rato, siempre ejemplificó a la perfección el maniqueísmo de los banqueros, esa voluntad de calificar a las cosas como buenas (bancos) o malas (cajas) sin grises ni términos medios. Caja Madrid, Bancaja y su sucesora Bankia nunca debieron existir y, mucho menos, salir a cotizar, por mucho que paralizar la colocación podría haber provocado el rescate de España. Otros banqueros eran, como mínimo, mucho menos combativos con Bankia que él.

No hablo de oídas, ya que durante casi cinco años asistí a casi cualquier comparecencia pública de González, cubriendo la información bancaria para mi casa de entonces, Expansión. También le escuché en privado y a solas. Recuerdo una ocasión en su despacho de la antigua Torre BBVA, en el Paseo de la Castellana de Madrid. El banquero, el más próximo a Mariano Rajoy, consideraba cualquier acto de Rato como una herejía. Sostenía que Bankia, ya en Bolsa en ese momento, tenía en sus cuentas un socavón muy superior al que admitía Rato. González veía una única puerta a la viabilidad de Bankia: su absorción por parte de BBVA pero con respaldo público.

El banquero, que es de justicia reconocer que por sus críticas a Bankia era percibido como un antipatriota por muchos de sus coetáneos, practicaría este esquema tiempo después cuando su banco se adjudicó la catalana Unnim con ayudas.

González, por tanto, fue González en estado puro esta semana en la Audiencia Nacional y no faltó a la verdad cuando dijo que ene l momento de la salida a Bankia el banco público era « el tema que preocupaba a todo el mundo» y que él pensaba que para su saneamiento necesitaba entre 15.000 y 20.000 millones de euros, frente a los 7.000 que decía Rato. También es cierto que para él la dimisión de este último era inevitable porque estaba convencido de que no iba a poder captar más fondos. Así que sí, González sí puede decir «te lo dije».

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