Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

La banca y los tipos fijos en la vivienda

La banca y los tipos fijos en la vivienda

En los últimos meses, algunos altos ejecutivos bancarios aprovechan las ruedas de prensa de presentación de resultados para destacar el crecimiento que están registrando las hipotecas a interés fijo, y, en ocasiones, para recomendar a sus clientes las bondades de este tipo de contrato. Y yo me pregunto: ¿por qué?

Tal como publicó este diario esta semana, en estos momentos las hipotecas a tipo variable ya solo suponen un tercio del total. Entre diciembre de 2017 y enero de 2019 han bajado del 42 % al 33 %. Sin embargo, el interés que pagan los clientes por este producto es de media del 2,40 %, un 30 % más caro que las hipotecas a tipo variable, que están en el 1,67 %. Y eso que estos contratos están referenciados al euríbor, un indicador que lleva tiempo en valores negativos -en abril cayó de nuevo, al -0,112%- como consecuencia de la política monetaria del Banco Central Europeo (BCE), que mantiene el precio del dinero en el cero por ciento. La principal explicación de esa distancia entre el euríbor y el interés que se abona se encuentra en que las entidades financieras aplican un diferencial sobre dicho indicador para lograr rentabilidades aceptables para su balance, una cuestión capital en estos tiempos de raquíticos ingresos. Claro que ese diferencial también puede utilizarse para fomentar que los clientes se decanten por el tipo fijo, que sí, que es un poco más caro, pero conlleva la seguridad de una cuota mensual permanente hasta el fin de la hipoteca.

Uno de los argumentos que he oído con cierta reiteración procedente de varios banqueros, al menos hasta finales del año pasado, es que optar por el fijo evitaba sobresaltos, entre otros motivos porque estaba cerca la subida de tipos de interés por parte del BCE. Lo cierto es que la institución presidida por Mario Draghi lleva tiempo demorando esa decisión. Se dijo que empezaría en septiembre de 2018. Ahora la ha retrasado hasta finales de 2019, como poco. La desaceleración económica aconseja prudencia.

Visto lo que viene sucediendo en Japón, donde el estancamiento de casi tres décadas mantiene por los suelos sus tipos desde principios de los noventa, no es descartable-tampoco deseable- que tal cosa suceda también en la alicaída eurozona.

Si los tipos de interés se mantienen muy bajos durante mucho tiempo, la apuesta de los bancos habrá sido un acierto para sus intereses, a costa de sus clientes con hipotecas fijas, que estarán pagando más que sus homólogos con hipotecas variables. Ahora bien, queda por ver qué sucedería si el BCE iniciara una escalada de tipos que hiciera más rentable para las entidades financieras comercializar el tipo variable. Yo me lo imagino.

Compartir el artículo

stats