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Inversiones sostenibles

En la actualidad, las carteras de inversión van mucho más allá de lo estrictamente financiero. Los inversores no solo confían en criterios de rentabilidad y riesgo al realizar sus inversiones, sino también se basan en criterios ASG (Ambientales, Sociales y de Gobierno Corporativo). Se trata, por tanto, de una nueva tendencia al alza en el mercado bursátil, son las llamadas inversiones sostenibles.

Cada vez hay más entidades que apuestan por fondos que aúnan rentabilidad y beneficios sociales. En España, durante los últimos años se han multiplicado los activos gestionados bajo los criterios ASG y hemos pasado de los 80 millones de euros en 2002 hasta los 169.359 millones en 2015, alcanzando en 2017 los 185.614 millones (según el último estudio de Spainsif Foro de inversión para las inversiones sostenibles). Se proyecta que entre 2018 y 2019 las inversiones ASG crezcan por encima del 10 %.

Invertir en empresas que cumplen los criterios ASG ofrece mayores rentabilidades a largo plazo, puesto que son empresas más eficientes, gracias a su sostenibilidad, logrando un mayor ahorro en costes y una mejora de su reputación. Mientras que empresas que no siguen estos criterios pueden verse envueltas en escándalos (acusaciones de arrojar vertidos o productos nocivos para la salud o el medio ambiente?) que en el largo plazo les haga perder reputación y por lo tanto la confianza de los inversores. Si comparamos el índice FTSE4GOOD Ibex, (que es el que reúne los criterios de buena práctica en responsabilidad social corporativa), con el Ibex 35, el primero muestra un mejor comportamiento en los últimos dos años. El índice FFTSE4GOOD Ibex de 9 de mayo de 2019 acumula una revalorización del 6%.

En cuanto a las estrategias implementadas para construir este tipo de carteras, cabe destacar las estrategias de exclusión por ser la más utilizada y una de las estrategias más valoradas the best in class. Las primeras se centran en no realizar inversiones en ámbitos como el tabaco, el alcohol, las armas, combustibles fósiles? y las segundas buscarán que, una vez superados los análisis financieros, las inversiones tengan las mejores valoraciones en criterios medioambientales, sociales y corporativos.

En definitiva, la inversión sostenible es una tendencia muy positiva y cada vez más implementada, que nos permite maximizar beneficios, además de contribuir al bien común, favorecer el cuidado del medioambiente, erradicar el hambre en el mundo o cualquier otra iniciativa que contribuya a conseguir mejoras sociales. Son inversiones cuyos objetivos están orientados hacia el largo plazo, que nos permiten prevenir riesgos e identificar oportunidades no contempladas en las inversiones tradicionales.

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