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Rafael Climent: "Estamos lejos del poder adquisitivo medio"

"A veces en los medios me he sentido el patito feo. Pero siempre he creído en mí mismo", asegura el conseller de Economía Sostenible

Rafael Climent: "Estamos lejos del poder adquisitivo medio" M. Á. Montesinos

La primera legislatura del Botànic no ha sido un camino de rosas para Rafa Climent (Muro d'Alcoi, 1960). Choques con grandes empresas, conflictos competenciales con otras consellerias o disputas internas con los cargos designados por el PSPV le dieron una aureola de eslabón débil que le situaba en las quinielas para salir del Consell antes de tiempo. Climent, que se define como un «corredor de fondo», resistió. Hoy afronta el segundo mandato con el reto de ahondar el cambio del modelo productivo, conducir la transición a las renovables y culminar el saneamiento de Feria València o la reversión de las ITV al sistema público.

¿Qué balance hace de los cuatro primeros años del Botànic?

El balance es positivo, sobre todo si miramos los indicadores socioeconómicos: no hay ninguno que sea peor que en 2015. Por ejemplo, el paro estaba al 23% y hemos cerrado al 14%. Es verdad que hay trabajo por hacer en el ámbito de la temporalidad y la precariedad. Esa vertiente ha sido positiva. El peso del PIB industrial ha subido y está cerca del 20%, uno de los objetivos y donde deberemos ser más exigentes. Si miramos el ámbito de inversión extranjera, que siempre está encima de la mesa porque parece que este gobierno no genera confianza para la atracción de empresas con algún ejemplo que no voy a decir ni el nombre, hemos crecido un 108%. Estamos generando confianza como territorio y hay que tenerlo en cuenta.

Turismo y servicios siguen liderando la creación de empleo

Está cambiando la economía valenciano. Sobre todo en dos vertientes. Una, el ámbito tecnológico. Es evidente que hay una transformación poco a poco en todos los sectores hacia la industria 4.0. Y por otro lado, la sostenibilidad. Las empresas han de trabajar por el respeto al medio ambiente, además de ganar dinero, y eso ha entrado en la dinámica del modelo productivo. Son dos ámbitos en los que tenemos que seguir profundizando, la sostenibilidad y la tecnología, y poco a poco eso tiene que conseguir que los beneficios para empresas y trabajadores sean una realidad. Estábamos a doce puntos de diferencia de poder adquisitivo respecto a la media estatal y ahora son once. Estamos lejos pero poco a poco debemos evolucionar. Un modelo no se cambia en cuatro años.

Comercio fue el campo de batalla de la pasada legislatura: tenían una promesa y llegaron hasta donde pudieron en la limitación de la apertura en festivos. ¿Aspiran a retomarlo en la nueva legislatura, a dar un paso más?

Estamos en un momento de cierta paz social en el ámbito del comercio. El acuerdo fue importante, con concesiones por todas las partes. Lo tenemos que seguir catalogando como un éxito. Yo dejaría que tuviera continuidad esa paz social. Y abordaría otros temas, como llevar adelante el Patsecova o implementar todo lo acordado en una ley, la ley de comercio sostenible.

Podemos se ha sumado a las críticas al macroproyecto comercial Intu, ahora desde dentro del Consell. ¿No teme que políticamente se está centrando mucho el foco en contra de un proyecto dando quizá imagen de inseguridad jurídica?

No es el caso. Se habla porque es un proyecto que está en la palestra y que a los propios empresarios les ha interesado hablar de él. Pero hay una cosa que tenemos que dejar clara: este Consell avala y pone en valor la seguridad jurídica. El cumplimiento de la normativa es conditio sine qua non. Si no se ha cumplido la normativa algo se habrá hecho mal. Otra cuestión es el modelo. No es el modelo de un partido u otro sino un modelo que se ha plasmado en un acuerdo de gobierno que es el Botànic II. Y es algo que hay que dejar claro, porque si no parece que es Unides Podem, que es Compromís y tal. No, seamos serios. Cuando un miembro del Consell hace unas declaraciones determinadas lo hacemos en función del acuerdo tomado en el Botànic II. Y lo deja clarito: una apuesta decidida por el comercio de proximidad, urbano, que da vida.

Pero el PSPV no parece cómodo con esas manifestaciones.

Pero vamos a ver, lo ha firmado también. No decimos nada que no esté plasmado. Hemos de ser consecuentes y coherentes. Solo decimos aquello que está acordado para formar un gobierno de progreso.

Las ITV pueden ser el área conflictiva en esta legislatura. En diciembre de 2022 expira su concesión y les han puesto a ustedes una reclamación patrimonial multimillonaria. ¿Se volverá a sacar a concurso o se revertirá al sistema público?

En primer lugar, hemos cumplido una sentencia, incluso con un acuerdo de tarifas. Está plasmado en el Botànic II: en 2022 tiene que haber una reversión pública. Mi compromiso es comenzar a trabajar el tema en septiembre, técnica y jurídicamente. La Dirección General tendrá una encomienda directa de hacer la reversión a lo público. Esperemos que ese estudio esté, a más tardar, a principios de 2021.

¿Preocupa que el boom de las renovables se convierta en una burbuja, que se reserven capacidad de generación y que los proyectos queden parados bloqueando el mercado, como ya ocurrió con la eólica?

Tenemos que ir con cuidado de que pueda haber mucha especulación en el ámbito de las renovables. En este momento no la veo. Hay mucho margen aún para seguir trabajando tanto en la eólica como la fotovoltaica. Lo único que tenemos que hacer es tener control en cómo se desarrolla. Es importante que cuantas más renovables podamos implementar será mejor para la descarbonización de la economía. Tras cuatro años de trabajo conjunto de las consellerias de Obras Públicas, Medio Ambiente y Economía, vamos a llevar adelante un pliego de condiciones que haga una revisión en su conjunto del plan eólico. Si todo va bien antes de fin de año podremos redactarlo para que una empresa haga una revisión y saber a dónde tenemos que ir. Tenemos que regularizar eso.

La política industrial ha tenido un hito en las ayudas a la mejora de los polígonos, unas ayudas históricas. Pero en tres firmas de convenios una multinacional como Ford recibe lo mismo este año. ¿Qué opina usted, que siempre defiende a las pymes?

A mí me frustra no tener más dinero. Me gustaría tener el mismo presupuesto que 2009, 1.200 millones. Hoy tenemos un tercio. Con ese presupuesto ese tipo de políticas para la pequeña, mediana y gran empresa sería más fácil. Y para modernizar áreas industriales, que es la primera vez en democracia que salen ayudas a polígonos. Siempre me gusta pensar que las ayudas a Ford son porque es una empresa tractora que ayuda a 30.000 trabajadores más. Hace de conector de todas aquellas pymes en un sector que paga bien, que es productivo y gracias a Ford y a las ayudas en el ámbito de la innovación se puede apoyar a todo el sector de la automoción.

Algunos dirigentes industriales se han quejado por la omnipresencia de la agricultura en el relato económico del Consell. Lamentan que solo se abanderen sus reclamaciones ante la UE, por ejemplo ahora con Mercosur, cuando hay otros intereses en juego. ¿Cómo lo ve?

No estoy de acuerdo porque este conseller ha defendido todos y cada uno de los clusters de este territorio. Cualquier persona en cualquier sector en cualquier lugar puede emprender, porque hacemos políticas inclusivas. Hemos trabajado en el Plan Estratégico de la Industria Valenciana con todos los sectores, y arraigados al territorio: textil, calzado, juguete, plástico? No podemos dejarnos ningún sector de lado por pocos trabajadores que tenga. Hemos buscado siempre esa inclusividad. A veces mediáticamente el sector agrario sale más porque es el más castigado en el conjunto de Europa, y se ha de poner en valor. Si hablamos de Mercosur, es verdad que si lees el preacuerdo, estamos igual que en todos los tratados. No voy a lanzar una opinión ideológica, lo que vemos en el tratado es falta de transparencia. Dice que cualquier producto que entre de Mercosur cumplirá las mismas normas que la UE pero luego no aparece reflejado en el texto. Luego, no se habla de reciprocidad. Tendremos que tener un estudio de impacto claro, y no lo tenemos. Por eso tendremos que hacer lobby en Bruselas, para ver cómo lo mejoramos. ¿Por qué no tenemos productos protegidos? Son interrogantes que nos surgen que no quieren decir que estemos en contra, pero queremos hacer las cosas con rigor.

Su partido ha reabierto el debate sobre la tasa turística. ¿Qué opina de ella?

Desde la base de la transformación del modelo productivo, de la descarbonización de la economía y de la concienciación de la ciudadanía, es importantísimo aprobar una tasa turística. No va a acabarse el mundo. El año pasado pagué en Lisboa tres euros por día en el hotel. Por eso uno no deja ir a Lisboa. Aquí se hablaba de céntimos para mejoras medioambientales, en el ámbito del turismo, etc. La gente no va a dejar de venir, tenemos los suficientes recursos para que vean que somos atractivos.

¿Se compromete a que Feria València tenga un nuevo modelo esta legislatura tras cuatro años de negociaciones pero sin concretar?

Ha de estar claro. Esperamos que en los próximos meses se cierre la asunción de la deuda por parte de Hacienda, que es la conditio sine qua non. Una vez se cierre, mi compromiso es que se solucione en esta legislatura.

¿De mayoría pública?

Siempre lo hemos dicho: control público porque no queremos lo que ha pasado en otros momentos. Es fundamental para que luego le demos todo el campo que haya que dar al mundo privado porque es lógico para poder desarrollar todos los proyectos necesarios.

¿Teme que eso genere un conflicto con la Conselleria de Hacienda, que parecía más partidaria de que la mayoría de control fuera privada para no desincentivar a potenciales operadores?

No tiene por qué ser motivo de conflicto. Los operadores, una vez esté cerrada la asunción de la deuda, van a venir con los ojos cerrados porque van a tener la posibilidad de desarrollar proyectos y, además, tener beneficios. De hecho, tanto Feria València como IFA están teniendo resultados positivos los últimos años, haciendo las cosas bien.

¿No batallaron para sustituir a José Vicente Morata en Cámara de València porque es el presidente idóneo o porque no han encontrado afinidades dentro del empresariado?

Siempre he dicho que no me gusta ser un conseller intervencionista. Tenemos que construir esta sociedad entre todos. Saber dialogar, llegar a acuerdos. Hemos de tutelar las cámaras. Morata ha sido elegido por la parte empresarial y tenemos que trabajar para que las cámaras funcionen, hagan formación, nos ayuden en la internacionalización.

Primero salió María José Mira de la Secretaría Autonómica; ahora es Blanca Marín la que no sigue. ¿Dónde ha estado el problema en el mestizaje con el PSPV dentro de esta conselleria?

No hablaría de que la convivencia ha sido un problema grande. Hemos desarrollado un proyecto común donde muchísimas veces la manera de hacer chocaba. Lo que sí que creo es que cuando la manera de hacer choca, se ha de dialogar más. Y a veces no ha pasado. No es porque haya habido conflictos, porque al final íbamos en la misma línea. Otra cosa son los feelings personales, porque en política si hay feeling al final no sabes si uno es de un partido o de otro.

¿Y con Rebeca Torró, nueva secretaria autonómica de Economía hay 'feeling'?

Con Rebeca estoy contentísimo porque he tenido tres o cuatro reuniones y nos hemos entendido perfectamente, hablamos el mismo lenguaje y cuando tenemos el mismo objetivo, que es trabajar por la ciudadanía, las cosas son más fáciles. Muchas veces, cuando los objetivos pueden diferenciarse, es cuando pueden haber choques. Y lo dejo ahí. Pero vuelvo a repetir, ningún problema ni con una ni con otra. A lo mejor han sido ellas las que han querido tener problemas conmigo, tal cual. Quien me conoce sabe que no soy una persona conflictiva y que doy mucha cancha, pero yo quiero lealtad, que es lo único que se puede pedir cuando hay mestizaje.

De algún modo se ha barruntado buena parte de la legislatura en círculos políticos que usted era el eslabón débil del Consell, sonando incluso como candidato para salir en una hipotética crisis. Pero ha aguantado. ¿Se ha sentido 'patito feo'?

Mediáticamente, quizá sí me he podido sentir el 'patito feo'. En el ámbito interno, de gestión, de estar al lado del mundo empresarial, en ningún momento. Siempre he creído en mi equipo y en mí mismo para desarrollar el plan previsto. Parece ser que el que más sale a la palestra, el que más se vende, sea el mejor político. Yo entiendo la política con tres palabras que empiezan por hache: humildad, hacer y humor. Eso es lo que he hecho desde el máximo rigor. Quizá el primer año fue duro para mí mediáticamente, pero no internamente. Esa planificación se ha visto en que tenemos muchos planes que ya estamos implementando, trabajados desde abajo, desde el diálogo. Si miras el modus operandi que tengo, es hacer una política participativa, de mucha corresponsabilidad. Para cambiar las cosas, si no implicamos a mucha gente, no las cambiaremos en la vida. La política desde arriba genera desafección. Por eso a pesar de lo que puedan haber dicho de mí, muchas cosas infundadas, entiendo que teníamos que seguir aguantando y trabajar de esa manera. El que más aguante tiene, gana la carrera. Me siento un corredor de fondo. Algún sector incluso se ha atrevido a pedir mi continuidad, y eso no lo he visto en la vida.

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