Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Desaceleración, sí. Crisis, no

En la sociedad se ha instalado la sensación de que otra recesión está a la vuelta de la esquina. Economistas, empresarios y sindicatos no son pesimistas. Hablan de desaceleración, pero con riesgos en el horizonte

Desaceleración, sí. Crisis, no

Políticos y tertulianos varios no han dejado de ponerla como un argumento para el adelanto electoral, por sorprendente que parezca. La recesión, que estaría a la vuelta de la esquina. El Banco de España acaba de hacer una rebaja de calado en sus previsiones de crecimiento para este año. El 2,4 % se queda de momento en el 2 %. Cuatro décimas menos. Los problemas en el panorama internacional -y en el nacional- se multiplican, con las dudas sobre el brexit y la guerra comercial entre Estados Unidos y China en el punto de mira desde hace meses y con una incógnita de última hora relacionada con el avispero de Oriente Medio y la posibilidad de que el incendio prenda en el petróleo. Y, como una gota malaya, la idea ha calado ya entre muchos ciudadanos, como muestra el último barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), según el cual uno de cada tres españoles considera que la situación económica del país será peor de aquí a un año. Este porcentaje (33%) se sitúa al mismo nivel que las cotas alcanzadas entre 2008 y 2013, en plena recesión económica. Así que la pregunta es necesaria: ¿qué le pasa a la economía, doctor?

Tranquilidad. Economistas, dirigentes empresariales y representantes de los trabajadores coinciden en su mayoría, con matices, en que la enfermedad no es grave, siempre que no surjan complicaciones. De hecho, más bien parece un catarro, si quieren una gripe de esas que espera a la vuelta de la esquina de este recién estrenado otoño. Pero ni neumonía ni pulmonía. Dicho en términos técnicos: desaceleración, sí, pero crisis, no. Mucho menos otra Gran Recesión como la iniciada en 2008.

En todo consenso, sin embargo, también hay resquicios para la discrepancia abierta. Así, el presidente de la poderosa patronal valenciana del metal Femeval, Vicente Lafuente, se expresa de forma bastante concluyente: «Hay muchos síntomas de que viene una recesión. Percibimos un aumento de la desconfianza y que se va a producir un descenso de la demanda. No será como la Gran Recesión, porque estamos mejor asentados, pero sí una crisis de caída de la demanda». La voz de Lafuente no concuerda con las restantes. El director del departamentos de estudios de la Confederación Empresarial de la Comunitat Valenciana (CEV), Ricardo Miralles, considera que «la economía se está desacelerando más de lo previsto pero no de forma tan intensa como para incurrir en una recesión, siempre que el escenario central no cambie sustancialmente». Una variable esta última de gran trascendencia porque no es lo mismo el futuro inmediato si el brexit se hace pactado, no se hace o se hace a las bravas.

Pero, más allá de imponderables, Miralles apunta que se va a crear empleo, aunque a menor intensidad y que el consumo privado, sin alegrías, crecerá este año un 1 %. Por contra, la prórroga de los presupuestos del Estado para 2020 hará que se resienta el consumo público por las menores inversiones «y lo que está cayendo muy fuerte es la inversión privada, porque los agentes no ven que se despejen las incertidumbres». Paralelamente, la economía española, y singularmente la valenciana, es muy dependiente del sector exterior, «y eso es bueno, pero tendría que darse un cataclismo para que la reducción de la demanda externa nos afectara tanto como para entrar en recesión, porque la demanda doméstica seguirá funcionando».

La influencia externa es determinante para los líderes sindicales, que coinciden en que la economía valenciana está creciendo por encima de su entorno y que la ralentización obedece a causas foráneas. Ismael Sáez, secretario general de UGT-PV, cree que la deriva de los acontecimientos internacionales como la guerra comercial o el brexit determinarán el alcance de la desaceleración y si entramos en crisis. Lo mismo opina su homólogo de CC OO-PV, Arturo León, para quien un acuerdo entre Estados Unidos y China cambiaría radicalmente la situación. Una opinión muy parecida expresa el presidente de Feria Valencia, José Vicente González, quien destaca que las empresas que exponen en el recinto «no respiran tan negativo como se dice por ahí». El exvicepresidente de la patronal española CEOE cree que «vamos a continuar creciendo a menor ritmo, porque tampoco se puede crecer al 3 % de forma permanente» y que la magnitud de la ralentización estará en función de lo que suceda en el exterior.

Petróleo

El director adjunto del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie), Joaquín Maudos, considera que es imposible saber ahora cómo va a acabar la guerra comercial entre Washington y Pekín, aunque ya está haciendo daño al comercio mundial y está restando crecimiento a algunos países europeos, como Alemania, y a la propia China. Aún así, los datos que se manejan en estos momentos son esperanzadores. En España, por ejemplo, el supervisor estima un incremento del PIB de dos puntos, que es un alza muy estimable. En el conjunto de la eurozona, con el empleo mucho mejor que en España, la subida prevista es de un punto y Estados Unidos, pese a la guerra de Trump, «sigue creciendo y con tasas de empleo envidiables». Maudos apunta, no obstante, que las políticas monetarias -la Reserva Federal bajando tipos y el BCE, que ya los tiene en el cero por ciento, aplicando sin parar medidas expansivas porque la inflación no sube- son un fiel reflejo de la desaceleración que vivimos, pero entiende que solo si suben mucho los aranceles o los problemas en Oriente Medio disparan el precio del crudo, podría darse otra crisis.

Para el jefe de Análisis Macroeconómico de BBVA Research, Rafael Doménech, la cuestión es si la desaceleración en la que estamos inmersos «significa que la economía española está convergiendo a su potencial de crecimiento, entre el 1,5% y el 2%. O, por el contrario, si es algo más preocupante, de manera que creceremos por debajo de esa cifra y con un repunte de la tasa de desempleo en algún trimestre de 2020. No es nuestra previsión, pero existe mucha incertidumbre y los riesgos son claramente a la baja». Por ejemplo, «con la incertidumbre actual, las estimaciones de BBVA Research indican que su coste equivale a una, dos o tres décimas de menor crecimiento anual del PIB. El impacto acumulado en los últimos cuatro años ronda un punto menos de crecimiento y entre 150 y 200 mil empleos menos».

En su opinión, el crecimiento «podría reducirse si algunos de los riesgos del escenario económico internacional se materializan, como la posibilidad de que EE UU entre en recesión en 2020 o 2021, el aumento de las tensiones comerciales con China, un incremento del precio del petróleo por las tensiones en Oriente Medio, o un brexit sin acuerdo».

Por su parte, el profesor de Economía Aplicada de la Universitat de València, Vicente Pallardó, es más contundente y, también, algo más pesimista. Dice que «estamos a un shock adverso de la recesión», que podría venir del petróleo o los aranceles. Asegura que la industria manufacturera europea -la española va con algo de retraso-, «ya se encuentra en recesión y la de China está a las puertas». Su PIB aumenta al menor nivel en tres décadas y el de India, al de hace siete u ocho años. Un crecimiento del PIB mundial del 3 % como se espera para este año es estar al «límite de la crisis». Y recuerda que el PIB mundial solo ha caído una vez: en 2009. Pallardó cree que, en el supuesto de que se consume el peor escenario, estaríamos ante una típica crisis del capitalismo, es decir una crisis de demanda, pero no otra Gran Recesión. En su opinión, el gran problema es «cómo nos recuperamos de esa crisis» si finalmente se produce. Y es que todos los «estudios concluyen que cuanto más de lo mismo se utiliza para salir de una situación menos efectos se consiguen. Si para salir de la anterior crisis utilizamos las políticas monetarias...» ahora habrá que «cambiar, de políticas y de políticos». De hecho, Pallardó opina que la única fórmula segura de evitar otra recesión es «sustituyendo a los mandatarios de muchos países».

Estos son los pronósticos. Lo que es de desear es que no se repita lo que sucedió en 2008, cuando se avalanzó sobre todos nosotros la madre de todas las crisis y casi nadie la vio venir hasta que la ola rompió en la costa.

Compartir el artículo

stats