El frenazo en seco del mercado inmobiliario debido al confinamiento y a la cascada de ERTE ha congelado el 95 % de las operaciones. Aunque, según las consultoras, todavía es pronto para ver el impacto definitivo en el precio de la vivienda, el sector coincide en que en la Comunitat Valenciana la bajada va a rondar el 10 %. Las principales tasadoras, agencias inmobiliarias y consultoras advierten de que el mercado valenciano es muy heterogéneo y que la caída de precios no va a ser generalizada. La consultora Colliers subraya que se estima que en España hay «seis millones de personas en riesgo de perder su empleo (autónomos y afectados por ERTE) y por tanto los ritmos de venta se dilatarán significativamente debido a que la demanda es ahora más cautelosa, lo que persistirá en los próximos meses». Un problema añadido es la dependencia de la Comunitat Valenciana de la demanda internacional y que, según la tasadora Tinsa, provocará que la Costa Blanca (que es el motor del sector inmobiliario valenciano) requiera un «mayor plazo» para la futura recuperación. Nora García, presidenta de la Asociación de Inmobiliarias de la Comunitat Valenciana (Asicval), apunta que en los últimos días los compradores «están haciendo ofertas con descuentos muy agresivos con planteamientos poco realistas. No estamos ante un derrumbe».
Las inmobiliarias valencianas calculan que las bajadas de precios en los pisos de segunda mano pueden rondar entre el 10 y el 15 %, pero advierten de que el mercado en algunas zonas estaba sobrevalorado. «Es obvio que ante una situación económica mala se va a producir un ajuste, pero el mercado es muy heterogéneo. La costa se va a ver más perjudicada que València. Generalizar es arriesgado porque va a depender mucho de la necesidad que tengan los vendedores de obtener liquidez y de la localización de la vivienda. En el mercado de obra nueva veo poco margen de bajada», destaca Nora García. La representante de las agencias inmobiliarias valencianas subraya que los ajustes más fuertes se pueden producir en «los pisos de segunda mano que estaban fuera de precio ya que algunos tienen una sobrevaloración del 10 %».
Germán Fernández, responsable de negocio de Colliers en el área mediterránea, coincide con Nora García en que el impacto «será más severo» en los inmuebles de segunda mano. «En el mercado de València hemos detectado que en el periodo comprendido entre febrero y abril existen correcciones de precios de hasta un 5,4 %», asegura Fernández. Sin embargo, Colliers descarta en el mercado de obra nueva «una bajada de precios generalizada como en la crisis anterior, puesto que no hay una burbuja financiera». La consultora es optimista con la futura recuperación. «No subestimemos la capacidad de reactivación social a partir de septiembre, una vez se haya levantado el confinamiento de forma total. Además, los estímulos fiscales y el potencial que ven los inversores en España generan un marco virtuoso para que se dé una rápida recuperación», afirma Germán Fernández.
Ferran Font, director de estudios de Pisos.com, explica que la clave es cómo va afectar el paro y cuál va a ser la capacidad económica de los valencianos para afrontar la compra de su vivienda. «En València el mercado ya está a la baja pero no prevemos un derrumbe ni una caída homogénea. Va a estar muy vinculado al descenso del PIB, que las instituciones cifran entre el 6,6 y el 13 %. Con esos escenarios la bajada del precio será del 10 %», precisa Font. Emiliano Bermúdez, subdirector general de Don Piso, sostiene que el parón va a golpear sobre todo a las viviendas «de precios medios y bajos, y especialmente a las segundas residencias. La Comunitat Valenciana puede verse afectada especialmente en estos segmentos, donde se prevén caídas de ventas superiores al 25 % y ajustes de precios por encima del 10 % en 2020». Los agentes de la propiedad inmobiliaria son algo más optimistas. Francisco Nomdedéu, presidente del COAPI de Castelló, considera que la valoración de la vivienda «no se va a ver afectada de manera importante, aunque puede que haya unos ligeros ajustes a corto plazo. No creemos que haya depreciación ni que sea fuerte. Además, en la obra nueva hay poco margen para bajar los precios porque ya están muy ajustados».
