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Muebles inteligentes para teletrabajar

Muebles inteligentes para teletrabajar

La industria provincial del mueble, compuesta por más de un centenar de empresas, más de 1.400 trabajadores y con una notable vocación exportadora, ha sufrido un duro golpe en su actividad y su facturación por los efectos del covid-19, al igual que otros sectores productivos. Durante los momentos más críticos de la pandemia, la actividad pudo caer hasta un 50% y algunas firmas recurrieron al ERTE, señala Kiko Torrent, presidente de la Federación Empresarial de la Madera y el Mueble de la Comunidad (Fevama). «Ahora todo está más normalizado. Unas empresas han podido seguir trabajando, terminando pedidos, y otras, sin embargo, han bajado el ritmo, sobre todo las que tenían orientada parte de la fabricación al canal del contract (hoteles, restaurantes...)», subraya Torrent.

Pese a que la situación se ha ido normalizando y hay cargas de trabajo estable, «el contexto, en general, aún está marcado por la incertidumbre», advierte Soledat Berbegal, consejera y directora de reputación de marca de la empresa de Castalla Actiu, firma de referencia en el sector por su apuesta por el diseño, la vanguardia y la sostenibilidad.

La experiencia de 2008

No obstante, un sector que ya acusó el impacto de la crisis de 2008, al estar vinculado a la evolución de la edificación de viviendas, ha vuelto a encontrar nuevas salidas. En la anterior fase recesiva, las empresas que pudieron sobrevivir a la crisis se reforzaron y algunas se abrieron al canal de los hoteles, restaurantes, los espacios colectivos o la línea de muebles de exterior, la mayoría siguiendo a las firmas punteras que ya operaban en estos mercados. Y, ahora, la nueva ventana la encuentran en el impulso de la venta online y en apostar por mobiliarios «inteligentes», con la ayuda de la tecnología ante la progresiva implantación del teletrabajo. Una fórmula que ha registrado un destacado aumento durante la etapa del confinamiento.

Las empresas orientan su producción a lograr el máximo grado de bienestar en la casa, si en el futuro va a ser un hecho que la vivienda se convertirá en la oficina para muchos trabajadores. Por tanto, en el cambio está la oportunidad. «Además, durante la cuarentena, el hogar ha sido como el santuario, ha tenido el máximo protagonismo», destaca Torrent. Por otra parte, al inicio de la crisis, algunas empresas reaccionaron y empezaron a compensar la bajada de la demanda con la fabricación de productos relacionados con la protección contra posibles contagios. Primero como donaciones y, después, como una línea productiva, a coto plazo, mientras dure el escenario de la pandemia.

Mamparas contra el covid

Entre otras, Actiu, especializada en equipamiento de oficinas, aunque también trabaja para aeropuertos, hoteles, hospitales o universidades, está produciendo mamparas autoportantes. En las últimas once semanas la entrada de soluciones enfocadas al covid, como estas mamparas, ha representado un 15,5% de los pedidos de la firma.

Y de cara al futuro, las empresas quieren reforzar la línea online ante posibles rebrotes del covid-19 o nuevos confinamientos, así como para mostrar sus novedades, «porque están desapareciendo muchas tiendas de muebles», explican en Fevama. También impulsan la vía online para realizar las operaciones comerciales, a través de webinars y similares, «dado que nuestros comerciales han estado paralizados por la cuarentena y el cierre de fronteras. Y creemos que en un tiempo va a ser difícil poder visitar físicamente a los clientes extranjeros», argumenta José Juan Pons, responsable de fabricación, desarrollo y diseño de la firma Point SL, de Xaló. Una empresa que codirige con sus hermanos Francisco, Vicente y Antonio. Ellos conforman la tercera generación de una firma que en este 2020 cumplirá los cien años en el mercado y que cuenta con más de 50 trabajadores.

Además, el viernes recibía el Premio Nacional de Diseño en la modalidad de «Empresas» de manos del Rey. Su principal actividad es el mobiliario de exterior. Una línea que lleva siendo tendencia casi una década, con un crecimiento anual del 10%, estima Pons, que espera que este canal se reactive a corto plazo «porque durante el confinamiento, muchas familias han decidido renovar el mobiliario exterior», añade este ejecutivo de Point, una empresa que destina el 70% de su producción a la exportación.

De cara al futuro más próximo, la previsión es que la fabricación de muebles esté muy relacionada con la tecnología y con el diseño. Una «auténtica revolución», avisa la consejera y directora de reputación de marca de Actiu, que tiene en Castalla su sede en el Parque Tecnológico propio de la firma. Actiu, fundada por un emprendedor como Vicente Berbegal hace ya 50 años, cuenta con una plantilla de 370 trabajadores directos, más otros 300 indirectos, colaboradores con los que operan, según datos aportados por la empresa. Y sus productos se venden por todo el mundo.

Muebles con función wifi

Berbegal confirma que, tras la experiencia del covid y el confinamiento, el aspecto del bienestar es una demanda creciente entre los clientes. En el caso del teletrabajo, «estamos llevando la oficina a la casa, ofreciendo las mejores condiciones, tanto en ergonomía, iluminación, pantallas o confortabilidad».

Y dando un paso más allá, Kiko Torrent apunta que, a raíz de la pandemia, han surgido «y surgirán nuevas necesidades. Hacer tu casa más confortable y diseñada para dedicar una zona a la oficina o, por ejemplo, que el mobiliario tenga una función wifi para teletrabajar sin problemas de cobertura será parte de la nueva oferta. Adaptar el mobiliario para operar en remoto es un reto por donde el sector ya comienza a moverse», resalta. De hecho, Actiu trabaja en el proyecto que ha denominado Gaia, como la diosa griega, que combina la conexión de la tecnología y el mobiliario en aras del bienestar y la salud del usuario. Estas son algunas oportunidades que las empresas del sector están detectando, cual ojo avizor, como posible línea de negocio. Está claro que el impacto del covid ha obligado a sectores y firmas a adaptarse a la demanda. «Tenemos que repensar cómo serán los espacios del futuro, cómo serán las mesas, cualquier mueble e ir combinándolos con la tecnología. Con el propio móvil se podrá levantar una mesa para que no se toque la superficie», pronosticaba Berbegal. O sillas para el teletrabajo que avisarán de que se lleva demasiado tiempo sentado o que la postura no es correcta. Según la ejecutiva de Actiu, serán productos que saldrán a medio o largo plazo y con materiales diferentes, «quizá, más higiénicos, más propios de los hospitales, debido a la prevención que se ha instalado en la ciudadanía por el virus. Todo ello, sin olvidar el diseño», dice Berbegal.

Sector pequeño pero exportador

La del mueble es una industria pequeña en la provincia y que está muy diseminada geográficamente. Aunque esta actividad no tiene el peso de otras en la economía provincial, algunas son punteras y muchas firmas están volcadas al mercado exterior. El pasado año, el mueble provincial exportó por valor de 108,8 millones, que representaron un aumento del 5,2% con relación a 2018. Un avance, sin embargo, que se ha visto empañado en el primer cuatrimestre de este año por el retroceso del 19% debido al impacto de la pandemia, según los datos del Instituto de Comercio Exterior (ICEX) en Alicante.

Muebles Seva, de Daya Nueva, es una de las firmas supervivientes de la crisis de 2008. Tiene tienda y en su fábrica ahora sólo trabajan seis empleados, «muchos menos que los que teníamos durante el "boom" inmobiliario», cuenta su gerente, Jorge Seva, que regenta esta pyme con su hermano Miguel. Pero Muebles Seva lleva 65 años en el mercado, desde que la abriera su padre. Y de dedicarse al producto clásico, ahora fabrica mobiliario para todo tipo de estancias y casi a la carta: para pisos de extranjeros que compran casa en la Vega Baja, para otras tiendas o para el mercado nacional. Y, ahora, ya se está planteando adentrarse en el canal online. Pese a la capacidad de adaptación del sector, la incertidumbre no ha desaparecido. En 2008, «cerraron muchos fabricantes», explica el presidente de Fevama, quien ahora no se atreve a aventurar si el sector quedará mermado otra vez. «Puede», responde escuetamente.

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