Isaías Táboas, presidente de Renfe, tiene bastantes deberes durante este verano. Los máximos responsables de la industria ferroviaria con factorías en España (Stadler, Alstom, CAF y Talgo) cruzan los dedos estos días porque tras el período estival la operadora estatal adjudicará trenes de cercanías y media distancia para renovar la flota. Eso incluye contratos de 2.726 millones de euros para el suministro de 211 unidades de gran capacidad y su mantenimiento durante 15 años. Es, sin duda, uno de los contratos del siglo y está en manos de Táboas. Y de su jefe, el Ministro de Transportes y Movilidad, José Luis Ábalos.
El mandatario de Renfe se mueve bien entre bambalinas. Este directivo con nombre de profeta, hijo de valencianos, de padres gallegos y catalán de adopción tendrá que medir con criterios objetivos los proyectos de cuatro compañías ubicadas en territorios diferentes -València, Barcelona, Guipúzcoa y Madrid- que se juegan su futura carga de trabajo y empleo en estos tiempos recios de la pandemia de coronavirus. Nacido en València, en marzo de 1958 y residente en Barcelona, Táboas, casado y con dos hijos, es licenciado en Historia y obtuvo diplomas de postgrado en Función Gerencial en la Administración Pública en la escuela de negocios Esade. Ha desarrollado su carrera profesional entre la administración pública y el ámbito privado. En el sector público fue secretario de Estado de Transportes, secretario general de la Presidencia de la Generalitat de Catalunya y director del Gabinete del Ministro de Industria. Anteriormente fue director de Comunicación y Relaciones Institucionales de Renfe y delegado de Patrimonio y Urbanismo en Catalunya y Aragón. Amigo del dirigente catalán del PSC Miguel Iceta, el ministro Ábalos optó por mantenerlo al frente de la operadora al ser elegido máximo responsable de la política de transportes y movilidad del Gobierno de España.
Conoce bien el negocio ferroviario. Táboas fue el número dos del expresidente de la Generalitat de Cataluña José Montilla como secretario general de Presidencia. Entonces tuvo que torear en muchas plazas y solucionar entuertos del tripartito que gobernó la administración catalana. Luego acompañó a Montilla durante su etapa al frente del Ministerio de Industria como director de su gabinete. Ha sabido manejarse bien entre lo público y lo privado. Estuvo vinculado a la Universitat Oberta de Catalunya como director de Editorial UOC y Eureca Media.
Hasta su desembarco como presidente de Renfe, en junio de 2018, fue presidente del consejo editorial de Observatorio de las Ideas, así como socio fundador de las sociedades Global Transport Register y Global Line. Ahora gobierna una compañía pública de 15.000 trabajadores y 4.000 millones de cifra de negocio y quiere entrar en «nuevos mercados y apostar por la internacionalización». Entre sus éxitos está el contrato de 5.560 millones para el AVE Houston-Dallas.
