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Viñetas

Bicicletas y polémicas

Pese a estar en las antípodas (la bici y la polémica) son sólidas formas de reengancharse a la lectura

Bicicletas y polémicas

Que nadie piense con este título que la lógica depresión postvacacional y la dura vuelta al cole han transformado esta sección comiquera en un espacio de debate sobre las virtudes o quebrantos de la política de movilidad de la ciudad. La referencia a una y otra cosa es simple unión de dos novedades que llegan a las librerías justo estos días y que, pese a estar en las antípodas una de la otra, son sólidas formas de reengancharse al hábito lector.

La anotación ciclista hace referencia a la obra de Eleanor Davis, una interesantísima autora que ha pasado de ser desconocida en nuestro país a tener en el breve plazo de unos meses sus dos obras más elogiadas y premiadas publicadas en nuestro país. La Editorial Barrett daba salida publicando su ensayo ¿Arte? ¿Por qué?, una compleja y atrevida reflexión sobre el sentido del arte y, en particular, del papel del cómic en la expresión artística. Ahora, la editorial vasca Astiberri trae a las librerías Tú, una bicicleta y la carretera, particular diario de un largo viaje en bici que la autora realiza entre Tucson y Athens. Casi 3.000 km de pedaleo que sirven como catarsis personal, como viaje íntimo, en el que los pequeños detalles cotidianos actúan como espoleta de reflexiones cómplices entre el lector y la autora. No hay interminables soliloquios ni profundas disquisiciones filosóficas sobre el sentido de la vida. Solo el contacto con el viento, el roce de las ramas, el sudor, el dolor de las agujetas, el frío de la lluvia, la conversación casual o la soledad de la noche. Sensaciones que se transmiten a través del dibujo para conectar directamente con los recuerdos del lector, creando una relación de empatía que habla en un mismo idioma y que profundiza mucho más y más rápido que cualquier otro medio.

La polémica viene de la mano, como no podía ser de otra forma, del gran Howard Chaykin. Autentico enfant terrible del cómic americano que siempre ha demostrado su inteligencia y compromiso desde una postura combativa y provocadora hacia la sociedad. En los años 80, su American Flagg supuso un mazazo que anticipaba con inquietante exactitud una sociedad corrupta mediatizada y manipulada por los rankings de audiencia, dejando clara una actitud de denuncia por parte del autor que ha mantenido incólume en los últimos 30 años. Los estados divididos de Histeria (Editorial Dolmen), su última obra, es consciente carne de polémica: Chaykin se lanza sin red a atacar directamente la corrección política imperante, tanto la impuesta desde el neoliberalismo como la asumida por la izquierda progresista (que, como él mismo admite, es la que más le duele desde su militancia), lanzando duras invectivas a ambos bandos de forma inmisericorde. Su distopia presenta un futuro cercano terrorífico de violencia, corrupción y manipulación social, en el que solo un grupo de marginados puede actuar desde una legalidad ausente. Su propuesta no ha pasado desapercibida y la obra ha generado no pocas polémicas, precisamente por su representación de personajes de minorías LGTBIQ o raciales; pero Chaykin lo tiene muy claro: el arte debe ofender. Es posible que el autor, en su rabia y visceralidad, se haya pasado de frenada esta vez, pero lo cierto es que, con sus defectos, su nueva obra pone sobre el tapete un debate crucial para la sociedad y la cultura: la frontera entre la ficción y la realidad y el papel de la ficción como espacio de reflexión sin límites de ningún tipo a la libertad de expresión. Un debate que hoy es más presente y actual que nunca, desde el humor a la representación ficcional de la violencia.

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