El estudio del sueño en una manada de babuinos salvajes revela que sacrificar el sueño para satisfacer demandas apremiantes es común en la naturaleza, e incluso que podría ser parte de nuestra historia evolutiva humana.

El primer estudio que surge del comportamiento del sueño en un grupo salvaje de primates ha desafiado un principio central de la ciencia del sueño: que debemos compensar el sueño perdido. Siempre pensamos que después de una mala noche hay que encontrar un rato para recuperar el sueño perdido.

Sin embargo, la nueva investigación, desarrollada por el Instituto Max Planck de Comportamiento Animal y la Universidad de California, Davis, descubrió que, después de dormir mal, los babuinos salvajes se dedicaron a otras prioridades, como socializar con compañeros de grupo o buscar depredadores , en lugar de dormirse para recuperar el sueño perdido.

El equipo desarrolló una tecnología no invasiva para monitorear a la vez los patrones de sueño en un grupo completo de individuos. Los hallazgos ponen al descubierto las prioridades en competencia que suprimen la homeostasis del sueño (que nos lleva a compensar durante el día la mala noche) en las sociedades de primates salvajes.

Esta observación plantea la posibilidad de que los humanos hayan prescindido también de la homeostasis del sueño a lo largo de nuestra historia evolutiva, señalan los investigadores.

Una cabezadita

Los estudios sobre el sueño han revelado que los animales de todas las especies, desde las abejas melíferas hasta los humanos, reservan una parte de cada día para descansar.

Pero, con algunas excepciones notables, todos los estudios del sueño tienen lo mismo en común: se realizaron en animales en el laboratorio.

En entornos de laboratorio, los animales siguen la homeostasis del sueño: un animal con una deuda de sueño acumulada dormirá más tarde o más profundamente de lo habitual. La homeostasis del sueño se ha considerado durante mucho tiempo un criterio clave en la definición misma del sueño.

Pero el nuevo estudio, publicado en eLife, demuestra que los animales salvajes se enfrentan a una gran cantidad de demandas ecológicas y sociales que pueden alterar la homeostasis del sueño.

Específicamente, los babuinos sacrificaron el sueño para mantenerse despiertos en nuevos entornos, así como para permanecer cerca de sus compañeros, independientemente de cuánto habían dormido la noche anterior o de cuánto se habían esforzado el día anterior. 

Analizando los patrones de sueño de primates en libertad. Mike Costelloe/Instituto Max Planck de Comportamiento Animal

Recopilación de datos

Para identificar cuándo los animales dormían y cuándo estaban despiertos, el equipo recopiló datos de movimiento de alta resolución de rastreadores GPS y acelerómetros conectados a casi todos los babuinos de una manada.

Al ser el primer estudio que investiga el comportamiento colectivo del sueño en primates salvajes, los hallazgos sacaron a la luz los costos y beneficios sociales asociados con el sueño en las sociedades animales que viven libres en la naturaleza.

Los babuinos experimentaron un sueño más breve y fragmentado cuando dormían cerca de más compañeros de grupo. Sin embargo, también sincronizaron períodos de despertar nocturno con individuos cercanos, lo que sugiere que los babuinos pueden haber estado interactuando entre sí y fortaleciendo sus lazos sociales durante la noche.

Meg Crofoot, autora principal de este estudio, explica al respecto: “este estudio abre una nueva y emocionante frontera de investigación científica sobre la dinámica del sueño”.

"Nuestros resultados destacan la importancia de estudiar el sueño en contextos ecológicamente relevantes, donde la función adaptativa de los patrones de sueño refleja directamente las complejas compensaciones que han guiado su evolución", escriben los investigadores en su artículo.

Referencia

Ecological and social pressures interfere with homeostatic sleep regulation in the wild. J Carter Loftus et al. eLife 2022;11:e73695. DOI: 10.7554/eLife.73695