Ciencias de la Tierra

El campo magnético de la Tierra se invertirá, pero no sabemos cuándo

Los científicos han estudiado y seguido el movimiento de los polos magnéticos durante siglos, pero aún no pueden precisar cuándo se producirá exactamente su inversión

Las ubicaciones observadas del polo norte magnético entre 1831 y 2007 son cuadrados amarillos. Las posiciones de los polos modeladas entre 1590 y 2025 se muestran como círculos que progresan del azul al amarillo.

Las ubicaciones observadas del polo norte magnético entre 1831 y 2007 son cuadrados amarillos. Las posiciones de los polos modeladas entre 1590 y 2025 se muestran como círculos que progresan del azul al amarillo. / Crédito: Centros Nacionales de Información Ambiental, Estados Unidos

Pablo Javier Piacente

El campo magnético de la Tierra desempeña un papel importante al protegernos de la radiación peligrosa, de la actividad geomagnética y de las emisiones solares, que podrían afectar las comunicaciones por satélite y el funcionamiento de las redes eléctricas. Sin embargo, este campo magnético protector se mueve constantemente e incluso en algún momento se invertirá. El análisis de las pequeñas modificaciones que va sufriendo podría servirnos para predecir cambios más abruptos en el futuro.

Un científico de la Universidad de Massachusetts Lowell, en Estados Unidos, analiza en un artículo publicado en The Conversation la posible inversión de los polos magnéticos de la Tierra. Indica que aunque sabemos que el campo magnético terrestre protege la vida en nuestro planeta y nuestras infraestructuras de la radiación solar nociva, y que al mismo tiempo puede moverse y producir que los polos magnéticos lleguen a invertirse, no logramos determinar aún cuándo se podría generar exactamente ese profundo cambio.

Para el físico Ofer Cohen, que el polo norte magnético se mueva un poco no es algo demasiado grave, pero la inversión del campo magnético y la reversión de los polos podría tener un gran impacto en el clima de la Tierra y en nuestra tecnología moderna. Sin embargo, estos cambios no ocurren instantáneamente, sino progresivamente a lo largo de miles de años. ¿Disponemos actualmente de la información necesaria para determinar en qué punto de ese proceso nos encontramos?

Electricidad en movimiento

Básicamente, los campos magnéticos se generan a partir de cargas eléctricas en movimiento. Sabemos que la Tierra no es el único planeta con un campo magnético: los planetas gigantes gaseosos como Júpiter tienen una capa metálica conductora de hidrógeno, que genera su propio campo magnético.

En la Tierra, el campo magnético planetario se activa gracias al llamado "efecto dinamo". Este concepto muestra que el campo magnético terrestre es generado principalmente por corrientes eléctricas debidas al movimiento de iones de los metales fundidos en el interior del planeta, en concreto en una región conocida como Núcleo Externo, ubicada a una profundidad de entre 2.900 y 5.100 kilómetros.

El movimiento de estas capas conductoras dentro de los planetas da como resultado diferentes consecuencias. Los movimientos más grandes, como las rotaciones a gran escala con el planeta, conducen a un campo magnético simétrico, con un polo norte y un polo sur. Sin embargo, estas capas conductoras pueden tener algunos movimientos irregulares locales, debido a turbulencias regionales o flujos más pequeños que no siguen el patrón a gran escala.

Estas irregularidades se manifestarán en algunas pequeñas anomalías en el campo magnético del planeta o en lugares donde el campo se desvía de una simetría dipolar perfecta. Estas anomalías son las que habitualmente suelen detectarse y causar preocupación, ya que algunas podrían ser interpretadas como el inicio de una modificación más profunda y abrupta, tendiente a producir la inversión de los polos.

¿Podemos predecir la próxima inversión?

El campo magnético de la Tierra se invierte en escalas de tiempo que varían entre 100.000 y 1.000.000 de años. Los científicos pueden saber con qué frecuencia se invierte observando rocas volcánicas en el océano: las mismas captan la orientación y la fuerza del campo magnético de la Tierra cuando se crean, por lo que la datación de estas rocas proporciona una buena imagen de cómo el campo magnético ha evolucionado con el tiempo.

Pero aunque las inversiones de campo ocurren rápidamente desde un punto de vista geológico, son muy lentas desde una perspectiva humana. Una inversión suele tardar unos miles de años, pero durante este tiempo la orientación de la magnetosfera puede cambiar y exponer una mayor parte de la Tierra a la radiación cósmica. Estos eventos pueden cambiar la concentración de ozono en la atmósfera.

Los científicos no pueden decir con seguridad cuándo ocurrirá la próxima inversión del campo magnético, pero es posible seguir mapeando y rastreando el movimiento del norte magnético de la Tierra. La medición exacta de estos leves cambios puede llegar a darnos en el futuro algún patrón para determinar el inicio de un cambio más radical en el campo magnético.

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