Ciencias de la Tierra

El deshielo del Ártico podría crear nuevos ríos e incrementar el caos ambiental

Los investigadores comprobaron que todas las cuencas hidrográficas del Ártico están formadas por permafrost, que son suelos congelados integrados por tierra, rocas y sedimentos amalgamados

Joanmarie Del Vecchio, autora principal del nuevo estudio, en Alaska.

Joanmarie Del Vecchio, autora principal del nuevo estudio, en Alaska. / Crédito: Mulu Fratkin.

Pablo Javier Piacente

El deshielo del permafrost podría hacer que los ríos existentes se expandan y se formen otros nuevos, en lo que podría convertirse en un circuito de retroalimentación del cambio climático, de acuerdo a un nuevo estudio. Además, los suelos congelados del Ártico pueden almacenar una cantidad significativa de carbono orgánico, propenso a la oxidación y a la producción de gases de efecto invernadero: de quedar expuestos, podrían generar emisiones equivalentes a las producidas por 35 millones de vehículos en un año.

Científicos del Dartmouth College, en Estados Unidos, publicaron un nuevo estudio en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) en el cual se aporta la primera evidencia de que el suelo helado del Ártico es la fuerza dominante que da forma a los ríos más septentrionales de la Tierra. Los terrenos, que permanecen congelados durante dos o más años seguidos y conforman el llamado permafrost, son la razón por la cual los ríos árticos están uniformemente confinados en áreas más pequeñas y valles menos profundos en comparación con las cuencas templadas.

Sin embargo, esto no se trata solo de una característica geográfica. El permafrost también es una reserva cada vez más frágil de enormes cantidades de carbono. A medida que el cambio climático debilita el permafrost ártico, los investigadores calculan que 1 grado Celsius de calentamiento global agregado podría liberar tanto carbono como el que emiten 35 millones de vehículos en un año, a medida que los canales polares se expanden y agitan el suelo en proceso de deshielo.

Laderas de colinas versus ríos

"Toda la superficie de la Tierra está en una lucha constante entre procesos como las laderas de las colinas, que suavizan el paisaje, y fuerzas como los ríos, que las dividen", indicó en una nota de prensa la científica Joanmarie Del Vecchio, líder de la investigación. Esto significa que si el deshielo del permafrost genera nuevos ríos, el equilibrio de fuerzas antes mencionado puede romperse, modificando abruptamente el paisaje y produciendo diferentes consecuencias ambientales.

"Si las laderas salen triunfantes en la pelea, enterrarán todo el carbono atrapado en el suelo congelado. Pero si las cosas se calientan y de repente los canales de los ríos empiezan a ganar, veremos una gran cantidad de carbono liberado a la atmósfera. Eso probablemente creará un circuito de retroalimentación de calentamiento que conducirá a la liberación de más gases de efecto invernadero", agregó Del Vecchio.  

En el marco del nuevo estudio, los investigadores examinaron la profundidad, la topografía y las condiciones del suelo de más de 69.000 cuencas hidrográficas en todo el hemisferio norte, desde el área del Trópico de Cáncer hasta el Polo Norte. Emplearon datos climáticos y satelitales y midieron el porcentaje de tierra que ocupa la red de canales de cada río dentro de su cuenca, así como la pendiente de los valles fluviales.

Permafrost por todos lados

Determinaron que todas las cuencas hidrográficas del Ártico están dominadas por el permafrost: estas similitudes se dan a pesar de las diferencias en la historia de los glaciares, la pendiente topográfica, las precipitaciones anuales y otros factores predominantes en cada zona, que de otro modo gobernarían el empuje y atracción del agua y la tierra. Si se las compara con las cuencas templadas en otras partes del planeta, los valles de los ríos en las cuencas árticas son más profundos y empinados. Además, aproximadamente un 20% menos del paisaje circundante está ocupado por canales, concluyen los investigadores.

Por último, los científicos sugieren que el Ártico se ha calentado más de 2 grados Celsius por encima de los niveles preindustriales, o sea aproximadamente desde 1850 hasta hoy. Se estima que un deshielo gradual del permafrost ártico podría liberar entre 22 mil millones y 432 mil millones de toneladas de dióxido de carbono para el año 2100, siempre y cuando las actuales emisiones de gases de efecto invernadero se controlen. Si esto no sucede, la liberación llegaría a unos 550 mil millones de toneladas de CO2.

Referencia

Permafrost extent sets drainage density in the Arctic. Joanmarie Del Vecchio et al. PNAS (2024). DOI:https://doi.org/10.1073/pnas.2307072120

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