La intuición llevó a Nacho Ruipérez a confiar en Leonardo Sbaraglia, Michel Noher y en Jan Cornet para protagonizar El desentierro, la película de la que Levante-EMV es medio oficial y que hoy se preestrena en los cines Lys. Una cinta que, tras rodarse integramente en València durante siete semanas, ha servido para que los tres actores se enamoren de una ciudad en la que, hasta la fecha, no habían trabajado aunque sí visitado. "La fotografía y la gente de València es muy linda", apunta Leonardo Sbaraglia en su visita a las instalaciones de Levante-EMV. Un recorrido en el que los actores han descubierto con asombro e interés como se trabaja en la redacción. También, como es el caso el director valenciano, se han fijado en la voz de los redactores. "Mi fijo mucho en el tono de voz de los actores, en lo que dice y cómo lo dicen, y, al final, eso me lleva a estudiar a la gente", explica. En esta, su ópera prima, Ruipérez tuvo que "convencer" a los actores para que se unieran al proyecto pero, confiesa, le costó poco. "Es una película muy coral y todos los que participan en el reparto me lo pusieron muy fácil".

"El desentierro es una película en la que la mentira y el secreto está muy presente", relata Jan Cornet para el que, en la esencia de la cinta, bulle el conflicto entre la honestidad y la mentira, mientras que para Michel Noher, lo más interesante de una película que está muy ligada a la actualidad es que es muy entretenida de ver porque es un "thriller fascinante" con una "muy buena trama que siempre va hacia adelante".

La repentina aparición de una mujer provoca que Jordi, recién llegado de Argentina para asistir al entierro de un importante conseller, decida investigar el pasado de su padre Pau, desaparecido hace 20 años y al que todo el mundo daba ya por muerto. Para ello cuenta con la ayuda de su primo hermano Diego. La voluntad de Jordi por llegar al final del hilo de una trama que mezcla asesinos, corruptos y proxenetas se alimenta por la necesidad de conocer la auténtica historia de su padre, para lo cual deberá rebuscar en las cenizas del pasado.

Valencia, en los últimos meses, se ha convertido en un gran plató de cine de ahí que Ruipérez considere que, por fin, València está de moda. "Llevábamos tanto tiempo en la sombra que ha llegado el momento de decir estamos aquí", lanza tras incidir en que tenemos "lugares perfectos y visualmente muy potentes para contar buenas historias". Las esencia de la película también tiene un transfondo valenciano. "Hemos intentando hacer una especie de crónica negra de lo que ha sido la València de esa época y la necesidad de no perder la memoria y de recordar para que no vuelva a ocurrir", explica tras confesar que, personalmente, lo mejor de la película es la experiencia adquirida ya que, a lo largo del rodaje, surgieron muchos desafíos.