A sus 48 años, Juan Carlos Ortega reconoce que es raro. O así le define la gente, dice. Es listo y lo explota con un humor que no se parece al de nadie. Con un oído prodigioso para el habla y sus lugares comunes, elabora unas historietas que mezclan lo cotidiano con lo extraordinario provocando un efecto hilarante. Su humor es heredero del de aquellos cómicos que convocaban alrededor de la radio a toda la familia. Estará en Rambleta este fin de semana.

P Háblame de «Relatividad general», el espectáculo con el que vienes a València.

R En principio iba a contar la Teoría de la Relatividad de Albert Einstein con humor, pero lo cambié. Se analizarán un montón de conceptos como el amor, la soledad, la vida, el cine clásico... Conceptos profundos y trascendentes. Hablaremos con personas, que son voces mías de la radio. Algunas entrarán por telefono, otras nos imaginaremos que están en el escenario.

P Lo he etiquetado como «espectáculo» pero no sé si se ajusta a la realidad.

R La verdad es que no tengo ni idea de lo que es. Es ¿una cosa para mirar? De todo menos un monólogo.

P Dicen que tu forma de hacer reír se sitúa en la periferia del humor. ¿Te sientes lo que los modernos llaman un «outsider»?

R No. Me siento en el centro del humor. Me gustaría que me considerasen un súper conservador del humor. Mis referentes son clásicos. Queda bien decir que uno es moderno, pero yo huyo de eso. Me gusta Gila, Jardiel Poncela, Miguel Mihura,... A Faemino y Cansado los considero unos clásicos. Prefiero ser considerado poco moderno.

P Una periferia nos lleva inevitablemente a las lindes. ¿El humor debe tener límites?

R Hay que poner límites a cualquier cosa que pueda hacer daño, no solo al humor. También habría que poner límites a la poesía, al cine... Si algo causa más daño que alegría, mejor no hacerlo. No sé cuáles son los límites del humor, pero si los tiene han de ser los mismos que los de cualquier otra manifestación artística. El límite debe ser el código penal.

P Dicen que eres raro...

R Porque así me han definido, aunque en realidad soy normal. La gente a la que le gusta mi humor es normal. Yo creo que soy más raro en lo personal que en el humor.

P La radio es tu hábitat natural.

R Me vuelve loco. Todo el humor que hago siempre gira en torno a la radio. Fue mi medio primero. Todo lo que hago es una parodia de la radio. Me gusta tanto que estoy legitimado para burlarme de ella desde el amor.

P Ese amor te viene desde la niñez.

R Sí, yo quería ser Luis del Olmo y ante la imposibilidad de serlo me convertí en un parodiador de todos los luises del olmo.

P ¿Y cuándo derivó esa intención tan formal en lo que haces ahora?

R Cuando me di cuenta de que no podía tomarme en serio la locución clásica, que mi tendencia natural era reírme cuando intentaba hacerlo. Ganó mi sentido del humor.

P También te vemos en televisión, pero parece que te seduce menos.

R Sí. Estar ocho horas para una intervención de cinco minutos no lo soporto, me agobio; me cansa la peluquería, el maquillaje... Yo trabajo en mi casa y envío mis cosas.

P Tú eres tú y tus personajes. Parece una profesión solitaria.

R Sí. A lo mejor tiene que ver con mi forma de ser. Pero mientras trabajo no me siento solo. Mucha gente necesita cursos de meditación para sentirse a gusto. Yo eso lo encuentro trabajando con mi ordenador.

P ¿De dónde sacas la inspiración para cada personaje?

R En familiares, amigos, formas de hablar que he escuchado, gente que he conocido pero que ni me acuerdo... Cuando empiezo una idea no sé cómo va a acabar.

P Siempre son personajes muy normales. De los que uno se puede encontrar en cualquier sitio.

R Sí, es gente normal a la que le pasan cosas insólitas.

P A priori, el humor en la radio parece más difícil de hacer.

R Para mí, no. El humor es igual de difícil en cualquier medio.

P Quizás es porque seguimos pensando en la televisión como el medio del humor.

R La imagen de un sketch en la tele queda más. En mi memoria hay más gags sonoros que visuales. Lo que más me gusta es el sonido. El trabajo que me gustaría tener es poner efectos de sonidos en películas. Lo dejaría todo por

eso.

23 y 24 de febrero en Rambleta