Lo oscuro y lo violento de las relaciones sentimentales se dan cita en Placeres íntimos, la obra que llega hoy a La Rambleta. Su autor, el sueco Lars Norén, es famoso por «despedazar» el vínculo amoroso sobre el escenario. Toni Acosta ha decidido ponerse a disposición de este texto, que según ella, «está hecho para disfrutarlo en pareja».

P Su personaje, Mónica, se encuentra entre lo cómico y lo dramático.

R Sí, estos dos mundos siempre están relacionados. Mónica es una mujer que está atrapada en un matrimonio de 20 años. Digo «atrapada» porque sus circunstancias han cambiado cuando empieza la función. Se da cuenta de que no es feliz. Ni en ese matrimonio, ni en su casa, ni estando sola criando a sus hijos. Eso es muchísimo más dramático que cómico, visto desde dentro. Pero cuando uno está en el patio de butacas da la risa. A veces, la gente se ríe en situaciones que no me espero. El público tiende a reirse en las situaciones al límite. ¿Quién no se ha reído en un velatorio como vía de escape? La risa nerviosa, que se dice.

P El público tiende a empatizar con las historias personales que se muestran en la obra. Por ello, le pregunto: ¿Es mejor acudir a ver la obra en pareja o mejor ir con amigos?

R (Ríe) No lo sé. Tengo amigas que han ido y me han dicho: Mejor verlo sin pareja. Pero tengo otras que dicen todo lo contrario. En Placeres íntimos se suele empatizar siempre, independientemente del sexo del personaje. Mónica, por ejemplo, tiene comportamientos muy varoniles en algunos momentos. Si estuviera en pareja sí que me gustaría verla con esa persona, porque el teatro es terapéutico. Te permite ir a cenar después y sacar tus propios problemas.

P ¿Hay guerra de sexos?

R Claro, como en la vida. Nos queda mucho camino por recorrer. Placeres íntimos aborda esta temática de una manera muy efectiva. El personaje que más me ha sorprendido es el de Javi Coll, que interpreta a Alan, mi marido. Él no entiende que una mujer tome decisiones sola. Para este personaje, su mujer es suya. Se lo dice en una ocasión sobre las tablas. Lo dice porque lo cree. Ahí, en esta pareja ficticia, es donde más veo la guerra de sexos.

P ¿Alguna vez se acabará este enfrentamiento entre géneros?

R Ni idea. Yo creo que deberíamos hablar más las cosas. Debemos tratar temas como la paridad o el feminismo juntos. En la unión está la fuerza. Y con eso también me refiero a las mujeres. Este es nuestro momento, estamos diciendo muchas cosas en alto y estamos demostrando que somos tan válidas profesionalmente como ellos. Pero todo esto lo tenemos que decir juntos. El feminismo también es cosa de hombres.

P El autor del texto, Lars Norén, es famoso por poner sobre las tablas situaciones muy «bestias». ¿Coincide en su visión sobre las relaciones?

R Muchas veces no nos atrevemos a descarnan nuestras relaciones y mirar nuestras propias miserias. Él, en cambio, se atreve. Decide ponerlo en escena. Hace un análisis de muchas parejas y situaciones. Norén tuvo una adolescencia muy dura. Se murió su madre, y a partir de ahí todo fue muy difícil. En sus obras es como si él se otorgara el derecho de decir: «Os vais a enterar. Ahora me toca a mí». Me parece interesantísimo.

P ¿Solemos tener una visión muy edulcorada de nosotros mismos?

R Sí. Aunque yo iría más lejos. Solemos ser demasiado amables en general, sobre todo las mujeres. El teatro es una buena manera de airear nuestras vergüenzas. Porque aunque tú no seas Mónica, probablemente sabrás lo que estará pasando con un hombre así a su lado. Si tú no quieres admitir que también eres un poco Mónica, ya se encargará el teatro de mostrártelo.

P ¿Todo en la obra es «destrucción»?

R (Ríe) Que va.

P ¿De modo que hay esperanza para Norén?

R Mire, para que haya esperanza, hay que ser valiente. Todos tenemos que hacer los deberes para ser felices. Hay salida si estás dispuesto a coger las riendas de tu vida. A veces, eso es ir a terapia, a veces supone cambiar de rutinas, pero muchas veces es dejar marchar a una persona. Las relaciones evolucionan y pasan a otro lugar. La gente cambia mucho en los tiempos que corren. Hay que dejar que las cosas pasen. Cualquier persona que se atreve a despedazar así las relaciones como lo hace Lars Norén, es esperanzador. El cambio no tiene por qué ser malo. Con «Placeres íntimos» hace ver que las relaciones sentimentales no le dan igual. Le importan mucho porque demuestra quiere avanzar.

P Ha estado grabado con Santiago Segura.

R Sí. La película se llama Padre no hay más que uno, y se estrenará este año. Todavía estamos rodando. Es de esas películas que me encanta hacer porque mis hijos tienen la suficiente edad como para disfrutarlas. Me lo estoy pasando muy bien. Esta película, sin lugar a dudas, es un reflejo de la guerra de sexos. Relata la vida de una madre superada, que no quiere renunciar a su trabajo para seguir criando a sus hijos. Lo que hace es decirle a su marido: «Te vas a encargar tú». Él no tiene la menor idea de lo que es cuidar de cinco niños.

P ¿Se decanta por el cine educativo?

R Sí. De hecho, espero que vengan muchos padres a ver la película y que al salir del cine piensen: «Es verdad, ella hace el 80 % del trabajo».

P El cine está incitando un cambio de mentalidad.

R Es su cometido. Acompañar a la sociedad en todos los cambios y promover el sentido crítico. Es lo que debe hacer, y no solo el cine, sino la literatura y el teatro también. Lanzar un mensaje así en una película familiar es maravilloso. También creo que los niños se dan más cuenta de esas cosas que los padres. Mis hijos, por ejemplo, son conscientes de la situación. El mayor, que tiene 14 años, cocina muchísimo en casa. Algo que es de agradecer, porque se hace cargo de una responsabilidad bastante importante del hogar.

P En esto sí que hay esperanza, entonces.

R Tengo mucha fe en las nuevas generaciones.

La Rambleta. El 1 y el 2 de marzo.