Con restricciones, pero «Juana» se representa en València. La cita, el Teatro Principal (viernes y sábado a las 19 horas y domingo a las 18) . Y, Aitana Sánchez -Gijón lo celebra. La pandemia, incide la actriz, ha convertido cada representación en un desafío, en un «aquí y ahora».

¿Desquicia tener que vivir pendiente de las limitaciones y cancelaciones?

Ya estamos todos muy entregados a nuestra suerte y nos hemos ido acostumbrando a vivir en el aquí y ahora. Tras el encierro pensé que todo lo que llegara sería como un regalo; estaba mentalizada a lo peor, a no trabajar en un año entero y a que se paralizara el país y de que no habría vuelta atrás. Estaba un poco catastrofista, sí. Al reiniciar la actividad y ver que sí podíamos hacer la gira levanté el animo. Ahora miro atrás y veo que, de 30 funciones, solo hemos suspendido dos o tres y hemos podido hacer mucho más de lo que pensábamos aunque a veces en condiciones muy extrañas. Aquí en València, con la hostelería cerrada, tendremos que apañarnos para comer en la habitación del hotel con la compra que hagamos en el supermercado... La buena noticia es que los teatros no se han cerrado y València apuesta porque la cultura, con precauciones y limitaciones, es segura.

¿Acabas de acostumbrarte a salir a escena y ver a la gente en el patio de butacas separada y con la mascarilla?

Al principio era más extraño, pero como esto ya nos sucede en todos los ámbitos de la vida... es algo con lo que ya nos hemos acostumbrado a convivir. Es más extraño en las Comunidades en las que las limitaciones de aforo son del 30 % , eso es bastante triste porque la sensación es de mucho vacío.

¿Es ahora el teatro más terapéutico que nunca?

Así lo siento yo como consumidora y amante de la cultura y del arte en general. El teatro está siendo balsámico y es un alimento tan importante como la comida y el aire que respiro. A mí es una de las cosas que me ha permitido sobrevivir sin caer en la desesperación más absoluta. El arte es una ventana que nos conecta, no solo como vía de escape sino de belleza, reflexión, formación y de pensamiento porque, como decía Lorca, no solo de pan vive el hombre.

De ahí que la cultura se debería haber considerado un bien de primera necesidad.

Eso es lo que nosotros considerábamos porque la cultura es fundamental para el equilibrio anímico.

¿ «Juana» es tu obra más arriesgada?

Sí, en lo que se refiere a esfuerzo físico y a reto porque yo no tengo una preparación de bailarina ni tengo formación en baile contemporáneo. Siempre he utilizado el cuerpo, me he movido y estoy entrenada pero no tenía esa preparación. Me metí en un terreno que no era el mío y desconocía completamente... ha sido una osadía por mi parte, lo reconozco. Había visto trabajos de Chevi Muraday con actores que no eran bailarines, y a la inversa: unos y otros utilizaban un lenguaje común de baile y palabras que era el que a mí me interesaba investigar. Con un trabajo previo de mucho tiempo, estuvimos Chevi y yo encontrándonos y buscando ese lenguaje común y posible a mis capacidades y llegamos a lo que es «Juana». Chevi no buscaba una perfección técnica y un virtuosismo del movimiento, él buscaba que yo me expresara como mi cuerpo me lo permitiera.

¿ «Juana» te ha permitido conocerte más a ti misma?

Sí, me ha permitido explorar mis límites. Acabo exhausta, y ellos también. Para mí la obra es como una subida al Everest. En València se nos juntan tres funciones que no es algo habitual y tengo que respirar hondo para hacerlo.

Das voz en esta obra a Juana de Arco, Juana la Loca, la Papisa Juana, Sor Juana Inés de la Cruz y Juana Doña. ¿Tienen algo en común, además del nombre?

Todas ellas son mujeres que desafiaron el orden establecido desde una soledad absoluta y se atrevieron a salirse de ese destino marcado y la mayoría de ellas lo pagaron muy caro. Juana La Loca acabó sola y encerrada de por vida, Juan de Arco quemada en la hoguera, Juana Doña encarcelada durante veintipico años, Sor Juana Inés amenazada por la inquisición y la Papisa Juana apedreada por haberse hecho pasar por hombre.

¿Qué necesita un personaje para que tu lo interpretes? Sueles dar vida a grandes mujeres.

Quiero mujeres reales, complejas, potentes. También he interpretado a Medea que es una asesina o a Nora que abandona a los suyos. Me gustan mujeres que se salen del ideal de mujer; papeles de mujeres terribles, algunas estupendas, valientes, que te desasosiegan, que te hacen entrar en terrenos peligrosos y te hacen cuestionar el rol de lo que significa ser una buena mujer.

¿Entiendes que en esta época aun existan mujeres que no sean feministas?

No entiendo que haya gente que no vele por la igualdad porque es un principio tan básico y tan evidente y tan sencillo de entender... La igualdad significa que uno, por el camino, tiene que perder privilegios y eso es lo difícil de aceptar.

¿Has notado en los guiones un cambio en los personajes femeninos?

Sí, lo estoy notando desde hace un tiempo. Sobre todo se nota en las series. Estamos tomando nota de Estados Unidos donde llean tiempo escribiendo personajes femeninos potentes. No se trata de poner a mujeres empoderadas sino de tratar a las mujeres en igualdad. Hasta no hace mucho nuestro rol era el de mujeres objeto de deseo en la historia, y por tanto mujeres con fecha de caducidad, o personajes muy satélites.

¿En qué te gustaría inspirar a otras mujeres?

No pretendo ser referente de nadie. Solo pretendo, a través de mi selección y mi trabajo, reflejar el mundo en el que vivo y las cosas que me remueven . Si eso sirve de espejo para alguien o puede inspirar o reflexionar me doy por satisfecha.