Nuevos aires para una casa de comidas: Karak Home

Raquel Cernicharo cambia el menú degustación por las raciones para llevar. La cocinera inquieta y espontánea que sedujo a los telespectadores con su carácter impulsivo supo leer la situación en el momento adecuado. El 28 de octubre , mientras sus compañeros soñaban con una recuperación fulminante, ella empezaba las obras en Burjassot para un proyecto que fuera sostenible por mal que marchara la pandemia. «Una tienda de comida para llevar me pareció la mejor opción, porque es un servicio esencial que las autoridades no pueden cerrar nunca» afirma con ilusión. Raquel es una mujer mucho más sensata de lo que aparenta. Reflexiona, piensa y busca sus propias soluciones. «Pensé en sacar platos de Karak al delivery como han hecho otros pero… es que no lo veo. Cuando el cliente viene a Karak no solo busca la comida, quiere disfrutar de la experiencia y eso no se puede exportar. Necesitas una vajilla especial, el servicio, la decoración… no lo veo. Por eso opté por una tienda de comida para llevar tradicional pero con un toque diferente».

La oferta de Karak Home está muy bien diseñada pensando en las limitaciones que el precio y las condiciones de transporte exige. En eso y en la manera de poder prepararlos a escala para asegurar la rentabilidad. Son platos gustosos y resultones en los que no reconocemos el sello de Karak pero sí dejan ver una cara nueva y distinta para el «take away». Platos como el pastel de calabaza y pollo o el brioche de fresas y chocolate blanco se alejan de la tópica oferta de este tipo de negocios. En otras ocasiones, Raquel entra de lleno en los grandes clásicos de la casa de comidas: la lasaña, la mousaka, la carrillera de ternera… lo hace con la verdad por delante, utilizando buenos ingredientes y una batería de especias. Esas especias ayudan a Cernicharo a dar un toque personal a los platos, pero a veces resulta excesivo. Repite demasiadas veces con el curry y se le va la mano en la canela que adereza la lasaña de espinacas. Me gustó todo, pero algunos de los platos me hicieron olvidar por completo que la comida había venido en una caja de cartón. La crema de calabaza con coco y curry, el crumble de manzana (con un irresistible toque de clavo) o los calamares encebollados con Pedro Ximenez hubieran sido aplaudidos en los mejores restaurantes de la capital.

En los últimos años Raquel ha dado un giro radical a su alimentación. Ahora traslada su propia filosofía de vida a la cocina profesional, aligerando de grasas y proteínas animales y adentrándose en los terrenos de la cocina vegana o incluso macrobiótica. Todo integrado de una manera tan natural que el cliente probablemente no se dé cuenta de que las croquetas se han elaborado sin leche ni harina de trigo, que el crumble de manzana no lleva mantequilla o que para la preparación de algunas recetas utiliza natas vegetales.

Más allá de la cocina para llevar, Raquel se ha atrevido con el mundo de las conservas. Son muy buenas. Naturales, ricas e interesantes. Basta probar el paté de tomate con hierbas y pasas o el de apio nabo con cacahuete (una auténtica locura) para adivinar lo que te espera con las conservas de tomates encurtidos o con una gama de legumbres, aún por llegar, que se han diseñado desde un enfoque nutricional (orientadas a dietas proteicas, alcalinas o keto)

De momento Karak Home no dispone de entrega a domicilio. «Las plataformas de entrega como Glovo cobran un 33% del precio, y eso es más de lo que me cuesta el producto. Tendría que bajar la calidad para cuadrar los costes», dice resignada. Las conservas, por el contrario, sí viajan por mensajería tradicional en unas bonitas cajas de regalo. Esta tienda de Burjassot es sólo el principio de una cadena que llegará hasta poblaciones del área metropolitana como Godella, L’ Eliana o Torrent. Sólo al final, con el proyecto más consolidado, se plantea aterrizar en València.