Dos palabras han guiado a Xavier en su carrera: esfuerzo y ganas. El número uno de la pilota está, a sus 29 años, en un «muy buen momento». Nieto e hijo de pilotari, a Puchol II le preocupa «mucho» el futuro de su deporte. Las escuelas, defiende el embajador del proyecto deportivo Endavant Pilota Valenciana, tendría que ser el vivero de un deporte que se «debería» defender más. La modalidad d’escala i corda es su preferida. El pilotari compagina sus entrenamientos con un Máster en Dirección y Gestión Deportiva.

¿Disfrutas del éxito o tu extremada competitividad te lo impide?

Es complicado porque, aunque poco a poco se va regularizando, jugamos muchísimas partidas porque se entrelazan varios tipos de campeonatos. Hablamos de jugar entre 85 y 90 partidas al año. ¿Mucho? hay que tener en cuenta cuál es el contexto, de dónde viene y la historia en la pilota. A veces, no da tiempo de descansar física y mentalmente pero es lo que hay. A mí me cuesta desconectar y eso a veces me pasa factura.

Y al jugar sin público y con tanto silencio ¿qué se te pasa por la cabeza?

Jugar sin público es complicado porque en el trinquet la gente está muy cerca del jugador y forma parte del juego. Se supone que, si estas muy concentrado, no te tiene que influir porque en lo que tienes que estar centrado es en cómo tienes que jugar pero, tácticamente, la gente que está sentada en la escalera es importante. El último Individual lo gané a puerta cerrada y fue muy extraño el no escuchar a nadie al acabar el punto. Fue rarísimo y muy frio. El silencio no me gusta.

Eres en la pilota el Messi del fútbol o el Rafa Nadal del tenis, pero ¿echas de menos el reconocimiento público que esos deportistas tienen?

Vengo de una familia con mucha tradición de pilota y tengo interiorizado lo que significa ser pilotari. Pero, si te soy sincero, sí echo un poco de menos el reconocimiento que tienen otros deportistas.

¿En qué debería modernizarse o actualizarse este deporte para convertirse en un deporte más popular?

Nunca va a convertirse en un deporte de masas pero sí creo que debería adaptarse a los nuevos tiempos. Para empezar, deberíamos aparcar la manía de compararnos con el País Vasco porque ellos protegen mucho su deporte porque lo sienten muy suyo. Aquí eso no pasa. Lo importante es que lleva muchos años jugándose y ha sobrevivido a pesar de todo. El problema, quizás, es que arrastra ese modelo. Creo que la estructura está vieja y hay que mejorarla porque el deporte es espectacular. La pilota no se puede comparar a los deportes, llamémosle modernos, que ya han nacido con un funcionamiento más profesional. Mi padre resume en una frase la evolución de este deporte: «Nosaltres abans erem artistes i ara sou esportistes». La pilota antes era más espectáculo que deporte por lo que primaba lo técnico sobre lo físico.

Si estuviera en tus manos, ¿qué cambios introducirías?

Es complicado. Hay cosas que no se están haciendo bien, eso es cierto. La pilota debería tener más visibilidad y eso ayudaría a traer más gente al trinquet. En los últimos tiempos la pilota se ha acercado mucho a las escuelas y eso se nota. La base es fundamental, luego esa gente se acercará más o no al deporte, pero ya lo conocerá. El problema es que se han perdido varias generaciones y ahora es difícil engancharlos.

Ahora que hablamos de manos, ¿qué pasa por tu cabeza cuando te vendas las manos antes de una partida?

Para mí, la hora que me cuesta vendarme y protegerme es como un ritual. En el vestuario, mientras hablamos de todo, nos protegemos los seis jugadores juntos, los tres del equipo rojo y los tres del equipo azul. Un cuarto de hora antes de salir a calentar es cuando se hace el silencio porque cada uno se concentra para visualizar la táctica del partido.

¿Qué significa para ti un guante y una pilota de vaqueta?

La pilota de vaqueta es mi compañera. Cuando pienso en ella lo que me viene a la mente es el tiempo que he invertido golpeándola. La pilota me ha dado muchas cosas buenas pero también me ha obligado a renunciar a muchas otras, pero si lo pongo en una balanza me sale rentable y no lo cambiaría por nada del mundo. El guante me remite a mi padre porque antes no se utilizaba tanto el esparadrapo y él sí lo utilizaba. Todavía hay jugadores que lo utilizan pero yo no.

Un hijo y nieto de pilotari no podía salir futbolista.

Ni mi padre ni mi abuelo me empujaron a practicar pilota y cuando empecé me dieron cero consejos. Empecé a jugar a fútbol a los 8 años porque me gustaba estar con los amigos pero también me gustaba la pilota a la que le dedicaba muchísimas horas. Lo combiné hasta los 16 que fue cuando me decidí profesionalmente por esto porque me gustaba y se me daba mejor.

¿Vives por y para la pilota?

Sí. Lo mío es una profesionalidad total. Más allá de mi esfuerzo, porque este es un deporte muy agresivo, a mi alrededor hay mucha gente que trabaja para que yo esté bien. Cuento con dos preparadores físicos, un fisio, un nutricionista, un psicólogo y una persona que me lleva la comunicación entre otras personas.

¿Alguna vez has pensado mandarlo todo al garete?

Alguna vez he estado hasta los huevos, sí. A veces es peor el desgaste psicológico que el físico. Desde hace un par de años trabajo con un psicólogo y me va muy bien porque disfruto más de mi trabajo. Sinceramente creo que mi mejoría se asienta ahí porque yo físicamente estaba bien, técnicamente me defendía y era bueno pero me faltaba algo y ese salto me lo dio trabajar el rango mental.

El número 1 de este deporte, ¿puede vivir holgadamente de él?

Sí, pero si estas en lo alto del ranking. Tengo una ficha y un contrato profesional que renuevo cada año con la empresa y además tengo patrocinadores.

¿Cómo es Puchol II?

Soy muy normal, vivo con mi novia en Vinalesa y estudio un Máster en Dirección y Gestión Deportiva.

¿Dónde está tu límite?

Ni me lo planteo ni quiero pensarlo. Espero jugar hasta los 39 o 40 años por lo que aun me quedan 10. Luego, ya veremos.

Te digo tres palabras y me dices a qué te remiten: esfuerzo, tradición y ganas.

Para mí el esfuerzo lo es todo porque sin él no se consigue nada, como también lo son las ganas, la ilusión y la motivación. La pilota es tradición y eso no se puede olvidar.

¿Qué es la pilota para ti?

Todo, lo es todo.