Gustavo Ramírez reflexiona, a través de la danza, sobre la honestidad en el trabajo y en el amor en El Público, basado en la obra de teatro de Federico García Lorca, escrita hacia 1930 pero que no se estrenó hasta 56 años más tarde y que está considerada una de las piezas del teatro español más importante del siglo XX.

El público

Con la adaptación a la danza de esta obra surrealista (Teatro Principal, del 5 al 9, a las 21 horas) en la que se mantiene ambiguo qué partes son una alucinación y cuáles una «realidad dramática» , y en la que Lorca estudiaba los deseos homosexuales reprimidos y defendía el derecho a la libertad erótica, el coreógrafo realiza todo un canto a la libertad, frente a la coerción que ejercen los espectadores tanto en el teatro como en la calle.

En esta obra -producción de danza del Institut Valencià de Cultura creada en Alicante- , el poeta granadino se desprendió de todas sus máscaras y habló de sus deseos homosexuales reprimidos y defendió la libertad amorosa. El suyo, reflexiona Ramírez, es un viaje literario sin éxito, en el que se muestra la existencia de un teatro al aire, o comercial, frente a otro teatro bajo la arena, en el que se trata de los temas personales de los cuales no se suele hablar porque incomodan.

El público

Según Gustavo Ramírez, cada vez que vuelves a leer el texto encuentras elementos nuevos en este texto en el que García Lorca plantea el tema de la honestidad, tanto en el amor, como en el trabajo del artista, al que defiende de la injerencia del público, que tiene derecho a opinar sobre el trabajo del artista pero a influir en él.

García Lorca que habló en su obra mucho de las minorías marginadas, gitanos, mujeres…en El Público trata de la minoría a la que él perteneció y por la que se sintió estigmatizado toda su vida. Y en esta obra habla del teatro y habla del deseo, con un juego de máscaras en el que se superponen la ficción y la realidad, con unas identidades en continúa metamorfosis en pos de la honestidad y la libertad.