Daniel Diges: "València lo tiene todo para ser una ciudad De musicales"

Daniel Diges

Daniel Diges

Francesc Arabí

Francesc Arabí

Para una parte del público este tipo risueño y coronado por rizos angelicales solo aquel cantante que en 2010 representó a España en Eurovisión con «Algo pequeñito». Aquello fue un peldaño en la dilatada trayectoria de un actor y cantante que se dio a conocer con la serie televisiva «Nada es para siempre». Pero es en los musicales donde se ha convertido en un referente por sus éxitos en España, México o Brasil. Desde «Mamma Mía!» hasta «Los Miserables» pasando por «Hoy no me puedo levantar», «High School Musical», «El Médico» o «La Bella y la Bestia». Vuelve a València con un «Charly y la fábrica de chocolate» que le tiene encandilado. «Este es más luminoso, más parecida a la película», comenta, en alusión a Un mundo de fantasía, el filme de Mel Stuar. En la entrevista se muestra cercano y transparente. Sincero, hasta para admitir que de vez en cuando ha de marcar territorio para no ser devorado por las pirañas que nadan por los ríos de la farándula. Está en un momento vital zen, «en paz conmigo mismo». Los golpes de la vida le han enseñado a obviar las chorradas y ambiciones y saborear los buenos momentos.

¿Es el género musical su lugar en el mundo?

Seguramente. Podría ser sólo actor porque me encanta crear personajes, pero ese plus de tener voz e interpretar las canciones, hace que sea un actor de musicales completo, por esa mezcla entre actuar y cantar. Tampoco se me da mal bailar.

¿Se acuerda de cuando ser actor y cantante de musicales era como algo menor, pese a que la exigencia de tener tablas es bastante mayor que en otros escenarios?

Todavía hay gente que lo piensa. Es cierto que cuando empecé pensaban ‘si se dedica al musical’… Pensaban ‘si hace musicales es que no es ni cantante ni actor’, cuando es justo lo contrario, has de estar conectado con los dos ámbitos para poder desenvolverte con soltura.

«¡Mamma Mía!», «Hoy no me puedo levantar», «High School Musical», «La Bella y la Bestia», «El Médico», «Los Miserables» y «Charly y la Fábrica de Chocolate». ¿Con cuál se queda y por qué?

La que más me ha marcado la vida ha sido «Los Miserables», porque me dio la oportunidad de viajar. Estuve en Brasil, lo hicimos en portugués. Luego hice dos personajes emblemáticos. Trabajé los temas con Schönberg, el compositor del musical.

Ha dicho que este de Willy Wonka le gusta porque aparca los habituales papeles serios, cuando usted es muy risueño…

Probablemente será de los mejores papeles que me han ofrecido, sí.

En un mundo como el del espectáculo, tan lleno de víboras, ¿como puede triunfar uno así como usted, que parece buena gente? ¿Se puede sobrevivir sin ser, con perdón, un hijo de puta?

Mire, es verdad que alguna vez intentan tomarte por imbécil, te ven como con un humor demasiado blanco, pero no se crea, yo trabajando tengo mucho carácter. Sé dar puñetazos encima de la mesa. Es algo que he aprendido con el tiempo. Al principio me sentía mal cuando lo hacía, pero es cierto que en esta profesión hay veces que has de dar un puñetazo encima de la mesa y decir ‘hasta aquí’. Para que el personal tome nota.

Me está asustando

Nooo [se ríe], pero a la gente le asombra más que te ven riendo siempre y de repente metes un puñetazo... En sentido figurado, claro, porque soy muy educado. Digo las cosas con mucha educación. Sobre todo en la época porterior a Eurovisión tuve que cambiar cosas, porque es verdad que se me veía, no sé…

¿Muy naïf?

Sí, demasiado

Participó en Eurovisión en 2010. Entonces el fenómeno Eurofan no había eclosionado. ¿Y si volviera, previo paso por Benidorm Fest?

Me han ofrecido ir, y alguno me ha dicho que por qué no me presento. Pero no me veo. Fue una edad, una época. El mundo disco lo dejé. Estoy más enfocado en producir mis shows, mi teatro, tengo mi empresa de eventos..

Ahora hace obras de poco coste. ¿Se imagina como productor a lo bestia o la cartera aun no da para asumir ese riesgo?

Sí, me veo algún día. Ahora, efectivamente, produzco musicales pequeños, obras más dimensionadas. Siempre puedes encontrar productores que te acompañen. Ahora, por ejemplo, tengo «Cineman», con una sinfónica y un coro de niños.

Broadway, el West End, la Gran Vía… ¿Cree que València podría convertirse algún día en parada obligatoria de las grandes producciones musicales?

Pues lo he pensado. Llevo pensándolo. Es como un Londres. Tengo una energía muy parecida. Como Londres pero en versión chiquitina.

Tendríamos el turismo de interior, el cultural, el de sol y playa y el de musical, como el de la Gran Vía de Madrid.

Sí. Yo lo veo. Somos el tercer país del mundo en producción de musicales. Aquí igual faltaría concentrar en una zona, pero tampoco es imprescindible. Está la energía, la cultura, el público… València lo tiene todo para ser ciudad de musicales. Es cierto que los teatros no están juntos, pero en México tampoco están juntos. Ni en Brasil.

Su carrera arrancó con la mítica serie «Nada es para siempre». ¿Está entre sus planes volver a la televisión?

Lo que no me veo es persiguiendo esa meta. No digo que si viene alguien y me dice, ‘Dani te veo en este personaje’.’.... Yo ahora estoy en un lugar en el que vibro y me quieren. En el mundo de las series hay que hacerse un videobook, meterse en una agencia, ir a los cástings y yo no tengo tiempo para eso, para perseguir un lugar que igual algun día me llaman para un papel de actor mayor.

Dijo que hay personajes que le gustan y acepta y otros, los rechaza. ¿El mejor termómetro del éxito, en este caso en los musicales, es tener el privilegio de poder elegir?

Y mantenerte y cada mañana decir puedo vivir de esto y eligiendo. Yo digo que no a muchas cosas. Rechazo más de las que acepto. Es un puto privilegio. Doy gracias a Dios todos los días.

Incluso siendo ateo....

Noo [sonríe], creo en Dios, pero si fuera ateoa también daría gracias a Dios. Mucha gente me dice ‘deberías estar haciendo un disco de no sé qué’. Digo ¡qué va, estoy feliz! A lo mejor un día me proponen un disco internacional y grabar con…

Con Rosalía.

Por ejemplo, pues diré ¡venga!… Pero ahora lo que me da de comer y me encanta es esto.

¿Cómo mantiene su mente en forma para evitar problemas de salud mental?

Muy bien. Yo medito por las noches y por las mañanas. Intento mantenerme en el presente. Soy bastante espiritual. Esta gira es de locura. De Coruña a Zaragoza, de ahí a València. Debería ser una locura con un enorme nivel de estrés y en cambio no me supone ningún problema. Estoy en un momento súper zen, muy tranquilo. Viajo con mi almohada. Me da tranquilidad.

Es como su útero.

Pues ahora que lo dices, sí. Intento vivir los lugares, disfrutar y estar en el momento. Ahora mismo estoy contigo, pues estoy contigo y vivo el momento.

Lo siento, ya acabamos.

Noooo [ríe], estoy muy a gusto. Estoy viviendo una época en paz conmigo mismo. Tengo un niño con autismo, una madre con Alzheimer... todo eso me ha enseñado a vivir el presente y estar con los demás. La vida me ha puesto pruebas cuando estoy preparado. No estoy en ese momento vital de estar en chorradas. Tampoco desde luego en ese momento ambicioso del artista que nunca está contento con lo que hace… Hay que vivir el momento y disfrutarlo.