Nostre. Visita obligada.

Pocas veces te sientas en un restaurante nuevo y desconocido en el que reconozcas un potencial tan interesante como el de Andrés Rengel, junto al Mercado Central

Andrés Rengel con el equipo de Nostre.

Andrés Rengel con el equipo de Nostre. / Levante-EMV

Santos Ruiz

Santos Ruiz

¿Dónde? Calle Mallorquins, 1, València Teléfono: 603 11 20 49

Lo mejor. El futuro que le espera a esta joven propuesta.

Lo mejorable. La sala anda falta de formación.

Lo imprescindible. La caza. Sin duda uno de sus mejores valores.

Qué alegría encontrar una propuesta joven, potente e interesante como ésta. Pocas veces te sientas en un restaurante nuevo y desconocido en el que reconozcas un potencial tan interesante. Nostre importa por lo que es, pero sobre todo por lo que promete. A su cargo está Andrés Rengel, un jovencísimo cocinero de apenas 26 años. Andrés tiene poca experiencia.

Algunos meses en el Celler de Can Roca prácticas en la Finca, stagier en Arrea y muy poco más. Sin embargo su cocina se desvela madura y sólida. Con oportunidades de mejora, obvio, pero aún así más entera y firme que la de algunos profesionales que le doblan en edad.

Nostre se sitúa en un local cálido pero austero en las inmediaciones del Mercado Central. Sin mantel, sin grandes vajillas, sin vistas ni demasiado espacio entre mesas. Pequeños inconvenientes del todo disculpables en una propuesta que parte con más ilusión que medios. 6 mesas, 25 comensales y sólo tres profesionales para defender la plaza. Andres y Nadia Abramova a los fogones y Alberto Pastor en la sala. Ni un friegue, ni un extra para el fin de semana.

El menú degustación comienza en Nostre con lo que ellos le llaman «el picnic». Se trata de una sucesión de pequeños bocados que reproducen en mini porciones platos de la carta. Algunos de ellos funcionan muy bien en esos tamaños reducidos. Por ejemplo su paté en croute de blanc i negre o sus embutidos marinos (chorizo marino, poltrota de callos de bacalao y caballa ahumada). 

Otros, sin embargo, son bocados más serios, como su cuajada de puerros y trucha pirenaica (demasiado frío como para saborearlo) y alguno los tópicos modernos que solemos encontrar en los menús degustación, como su ostra con jugo de ensalada (un plato que necesitaría de contrastes más ácidos).

Soberbio 'fesols i naps' de jabalí

Cuanto más serio es el plato, más se luce Andrés. Es soberbio su fesols i naps de jabalí con flor de nabo. Tiene un sabor intenso que te recuerda a la cocina de las abuelas y una presentación original que te contextualiza en la cocina contemporánea. No es menos brillante su plato de ciervo que sirve en dos preparaciones. Por un lado las paletillas en forma de Royal (intensa y elegante) y por otro el lomo simplemente marcado en plancha. 

Quisquilla con ajo verde de pistacho y nieve de requesón y raifort.

Quisquilla con ajo verde de pistacho y nieve de requesón y raifort. / L-EMV

Andrés nos demuestra que sabe también jugar con los equilibrios en platos más ligeros como la quisquilla con ajo verde de pistacho y nieve de requesón (una receta muy equilibrada) o en la cigala de tronco con patatas a la importancia y manitas de cerdo (a pesar de que la cigala andaba un tanto pasada de cocción). 

En Nostre no hay refrescos comerciales, pero sí unas limonadas muy refrescantes. Las elabora Nadia Abramova y se aromatizan con especias y hierbas aromáticas. La carta de vinos es corta. Está bien escogida entre referencias interesantes, pero necesitaría de una mayor diversidad, sobre todo en lo que a los blancos se refiere.

En la sala oficia Alberto Pastor. Alberto es amable y afable. Trata al cliente con una educación exquisita y se defiende, más o menos, en el terreno de los vinos. Sin embargo, Alberto debe entender que la labor de un camarero transciende de todo eso. Tiene, además, la necesidad de ser interlocutor entre cocinero y cliente. Ayudar a entender el plato, explicar los pormenores y, si hace falta, conocer y contar cada ingrediente del plato. En esa  alta gastronomía por la que Andrés apuesta, se desdibujan los límites entre sala y cocina.

Pain au chocolat de carne de caza estofada en un salsa  de chocolate y vino tinto.

Pain au chocolat de carne de caza estofada en un salsa de chocolate y vino tinto. / Levante-EMV