«Parejo, ponme un ron con cola» era una de las lindezas que escuchó Dani Parejo cada vez que iba a lanzar un saque de esquina en el Coliseum Alfonso Pérez. Abucheado e insultado constantemente por la que fue su afición, el capitán del Valencia se desquitó con un partido muy completo en la mayoría de apartados, tanto atacantes, como defensivos, hasta coronar sus buenas estadísticas con el penalti que dio el triunfo al Valencia en Getafe. Un momento dilatado durante los tres minutos que pasaron con la liturgia hollywoodiense del VAR y la pasividad con la que el central Bruno abandonaba el césped tras ser expulsado por el agarrón a Kevin Gameiro.

Con muchos focos encima en el partido en el que regresaba tras una breve ausencia por lesión, justo cuando se debatía la posibilidad de una posible suplencia, Parejo firmó un encuentro completo en todas las estadísticas. Fue el futbolista que más pases concretó entre los 26 jugadores de campo, con 59 pases acertados de un total de 64; el segundo que más centros mandó al área, 6, solo por detrás del capitán local Damián Suárez. Sin tener un perfil defensivo, participó en ocho recuperaciones, únicamente superado por el omnipresente Francis Coquelin (13) y un aseado Maksimovic (10). Además, ganó los dos duelos aéreos en los que intervino.

Y por supuesto el momento del gol. El tanto lo celebró con la furia propia de una reivindicación personal, entre los insultos recibidos en el estadio madrileño y un inicio de temporada irregular en el que no rindió al mismo nivel que en la campaña pasada.

Hace justo un mes, Marcelino García Toral reflexionaba en una entrevista en Levante-EMV sobre el estado de forma de uno de los futbolistas en los que más confía: «Quizás ha tenido que desarrollar en el campo otras funciones, acompañadas a las que su propio perfil indica, al tener la ausencia de jugadores del perfil de Coquelin y Kondogbia». Unas limitaciones patentes en la expulsión sufrida frente al Villarreal o los penaltis contra la Juventus y el Young Boys.

El regreso de Coquelin ha aportado un equilibrio defensivo que libera a Parejo, cuyo partidazo en Getafe puede marcar el inicio de otra racha al alza en una trayectoria de ocho años protagonizada por dientes de sierra, buenos y malos momentos que han esculpido el férreo posicionamiento de los detractores y defensores del centrocampista de Coslada.