La obra de Benítez más allá del doblete

El entrenador que llevó al Valencia a lo más alto en 2004 dejó huella en muchos de los futbolistas con los que compartió vestuario

Peregrini, Angulo y Mista

Peregrini, Angulo y Mista

V.Chilet/P.Calabuig

Cuando se han cumplido 20 años del trascendental Doblete del Valencia CF en 2004, bajo la batuta de Rafa Benítez (Madrid, 1960), el legado del entrenador continúa vivo más allá de la Liga y la UEFA Cup que descansan en las vitrinas de Mestalla. Resiste al paso del tiempo también en sus discípulos en el banquillo, cuyo principal exponente en la actualidad es Rubén Baraja: el hombre que, pese a la inacción del máximo accionista, ha logrado mantener al equipo en la élite de la Primera División en las dos últimas campañas.

Rafa Benítez, un técnico joven (41 años cuando lo firmó Javier Subirats) y que sin un pasado notable como jugador, llegó a inspirar a un grupo de campeones a los que no solo cambió la vida por el éxito de los títulos, sino a los que además fue capaz de transmitir su visión. Aquella profunda pasión por el conocimiento del juego que había adquirido de su idolatrado Arrigo Sacchi. Dos décadas después, la generación de técnicos nacida del Valencia de Benítez es amplia. ‘Pipo’ Baraja’, Mauricio Pellegrino, Miguel Ángel Angulo, Xisco Muñoz, Miguel Ángel Ferrer ‘Mista’, Curro Torres, Miroslav Djukic, David Albelda, Roberto Fabián Ayala, Andrés Palop, Kily González, Pablo Aimar, Salva Ballesta o Carlos Marchena, quien hizo dupla con Baraja en la segunda parte de la campaña 2022/23.

Algunos como el ‘Flaco’ Pellegrino trabajaron con él como asistentes antes de empezar la carrera en solitario. «Lo que más me marcó de Rafa fue su metodología y el hecho de que los jugadores entiendan, claramente, que tienen que hacer con o sin balón. El aprender sobre los fundamentos del juego y por qué se hacían las cosas -convencer-. Es la cosa más importante que me dejó Rafa, lo que se me grabó. Las razones de cada fundamento ofensivo y defensivo y la manera de enseñar, la pedagogía», explica el argentino, actual entrenador del Cádiz CF, y que acompañó a Benítez en el Liverpool y el Inter de Milán, trasmitiendo su experiencia a los centrales, antes de que Manuel Llorente confiase en él para dirigir el Valencia 2012/13.

El técnico del Doblete perfeccionó la obra iniciada por Claudio Ranieri y potenciada desde el punto de vista competitivo por Héctor Cúper. Rafa engrasó la máquina desde lo táctico, convirtiéndola en una de las más sofisticadas de Europa. En cada charla previa a los partidos se asistía a un pequeño ritual. Benítez daba la palabra a sus jugadores y se abría el debate. «Chavales, ¿cómo podemos contrarrestar que el rival tenga dos extremos tan rápidos?», preguntaba el madrileño a la espera de que todos se involucraran en el partido desde mucho antes del partido. «Con Rafa no podía estar tranquilo en la charla porque en cualquier momento te preguntaba y, si no sabías la respuesta, te daba un hostión. Era muy ‘pesado’ en el buen sentido de la palabra», reveló Angulo el martes en la exposición sobre los 20 años del Doblete de SUPER. El míster escuchaba a todos pacientemente dentro de un vestuario transformado en una especia de pequeño congreso táctico. Después, ofrecía la solución, que raras veces coincidía con los aportes de los futbolistas. Sin embargo, la fórmula servía para que el grupo interiorizase los conceptos y se convenciera de su validez. La plantilla creía en el mensaje, en el 4-4-2 del dibujo, en la importancia de la preparación física y en unas rotaciones tan pioneras como el uso del vídeo.

«Cuando veía que algún jugador estaba distraído, se dirigía a otro de nosotros para que hablara con él. Todos hacíamos de psicólogos, entrenadores, motivadores, y eso nos ayudó a estar conectados», agregó el técnico del Valencia CF Mestalla. Es, precisamente, la fuerza de manada frente a las estrellas de adversarios como el Madrid y el Barça lo que nunca olvidará el goleador del Doblete. «He tratado de poner en práctica mi experiencia vivida con Rafa como jugador y todo lo que nos dio éxitos en el Valencia. A nosotros, el valor colectivo nos permitió alcanzar la gloria. Nos hizo ser muy competitivos el orden táctico, el ser un equipo disciplinado siempre y no relajarnos jamás en la presión. En definitiva, nuestra mentalidad ganadora como equipo. Todos esos fueron valores que me enseñó en Tenerife y luego en València», relata Mista, técnico del Ottawa en 2020 y 2021.