jefe de la Sección de Arqueología del Ayuntamiento de Valencia, que ejerce además como director técnico del Centro Arqueológico de l'Almoina, asegura en un informe que se ha pedido a la empresa responsable del proyecto museográfico de la excavación que dé un presupuesto para poder cambiar diversos elementos con el fin de "corregir a la mayor brevedad posible los numerosos, continuos, vergonzosos y flagrantes errores detectados en los contenidos históricos y arqueológicos".

El escrito, fechado el pasado 12 de mayo y firmado por el arqueólogo municipal, Albert Ribera, fue dado a conocer hoy por el concejal del grupo municipal socialista en el Ayuntamiento de Valencia Juan Soto, quien lamentó que "después de que a los valencianos nos haya costado más de 12 millones de euros esta obra hay que volver a empezar de nuevo". Por ello, exigió al equipo de gobierno municipal que "asuma responsabilidades políticas" y culpó a la alcaldesa, Rita Barberá, por "marginar con alevosía y premeditación al Servicio Arqueológico Municipal" del proyecto museográfico y encargárselo a una empresa externa.

Así, Soto dio a conocer el contenido de dos informes del arqueólogo municipal. En el primero de ellos --de 17 de marzo de 2008-- afirma que los contenidos llegan "en muchos casos a engañar porque faltan a la verdad histórica y arqueológica" y realiza una clasificación que los agrupa en distintos niveles. El primero de ellos está integrado por los errores que el experto tilda de "horribles" y para los que la única solución, dice, es "cambiarlos en su totalidad".

Entre ellos, cita que el apartado de la Almoina islámica "no sólo se inventa casi todo sino, lo que es peor, se falsea totalmente la realidad arqueológica"; en el audiovisual islámico se utiliza una infografía de la Mezquita de Córdoba que pretende hacerla pasar por Valencia; la reconstrucción del porticado del foro "falsea la realidad arqueológica" o que en la sala de exposiciones hay un hueco entre el ascensor y la pared por el que podría caer un niño y que ahora se "protege con una silla de plástico".

El segundo grupo se dedica a los elementos "inaceptables, construcciones erróneas con graves deficiencias unas por ignorancia y otras por falta de seguridad", según el documento. Usar una imagen del ninfeo de Gerasa (Jordania) como si fuera Valencia, y reconstrucciones que anulan elementos conocidos en las excavaciones son algunos de los detalles señalados.

El grupo 3 lo forman contenidos "discutibles" y el cuarto los que se denominan "insuficientes". Finalmente, el informe considera "aceptables" la Sala de los Ritos y el panel del cementerio visigodo.

En ese estudio, se desaconsejaba a la Delegación de Cultura que "en las actuales condiciones se aceptara el traspaso de la gestión del Centro Arqueológico de l'Almoina a no ser que se modifiquen los lamentables contenidos".

En el segundo informe --de 12 de mayo y redactado después de que la instalación haya pasado a depender de la Concejalía de Cultura-- da cuenta de varias reuniones con la empresa Lunatus y otros subcontrastistas que han trabajado en el proyecto museográfico de l'Almoina y dice que se ha pedido el presupuesto para corregir los "errores". Además, añade que "se ha solicitado presupuestos a varias empresas dedicadas a la didáctica de museos de historia y arqueología con vistas a proponer un adecuado sistema de visitas".

Igualmente, apunta que "a día de hoy la página web del centro no aporta ninguna información ni útil ni relevante" y pide que dado el "deplorable nivel de los contenidos, que no se permita editar nada referido" a ellos sin la supervisión de la Dirección Técnica.

Al respecto, Juan Soto censuró que "la infraestructura emblemática de Valencia se haya convertido en el emblema del fracaso cultural de Rita Barberá" y le reprochó que esta situación "vergonzosa para la imagen cultural de la ciudad era evitable".

"NEGLIGENCIA POLÍTICA"

Para Soto, en este caso se ha producido una "negligencia política" y puso como ejemplo el hecho de que el Ayuntamiento "haya decidido dejar sin los guías acordados en un convenio en a Universitat de València a diversos monumentos para mandarlos precipitadamente a l'Almoina, al no prever que los puestos por la empresa tenían fecha de caducidad".

El concejal socialista se preguntó "quién se va a hacer cargo de los costes, no sólo económicos, sino de imagen si se tiene que rehacer los contenidos de l'Almoina" y exigió "responsabilidades políticas ante esta chapuza".