Moisés Domínguez, Valencia

EQuedan apenas unas horas para el momento culminante de las fallas de 2009 y lo que va a saceder en la sección especial está bastante claro: todo va a depender del talante, tipología y visión del jurado que ponga el concejal Félix Crespo. A quien, por cuestiones del cargo, le toca una responsabilidad monumental.

Por primera vez en los últimos cinco años, se llega a este momento con intertidumbre. Más que nunca desde su primera victoria en la máxima categoría, a Nou Campanar le sale competencia. Ya no es el candidato unánime por parte de esa socorrida cátedra que es la que establece el run run de quien puede o no puede ganar.

Pero lo que está en tela de juicio no son ni tamaños, ni presupuestos, sino concepciones artísticas. Como nunca en los últimos años (posiblemente, desde la última aparición de Julio Monterrubio en las fallas grandes), el jurado se va a enfrentar a cómo meter en un mismo saco fallas tan extramadamente diferentes como Nou Campanar y Convento Jerusalén, con el paso intermedio que suponen las de Pilar, Exposición, Almirante Cadarso, Sueca-Literato Azorín, Cuba-Buenos Aires, Na Jordana, etcétera. Nou Campanar se la ha jugado de la mano de Julio Monterrubio con una falla si no revolucionaria del todo (ya dejó trazos en 2004, un experimento fallido en la plaza del Pilar), sí que es totalmente diferente al resto. Las modelos, estilizadas hasta el infinito, provocan la admiración de unos y el "no me convence" de otros. Si el jurado les concede el premio, no será un galardón popular, pero sí una apuesta clara hacia la evolución estética llevada hasta sus últimas consecuencias. El principal problema que tiene Nou Campanar es su pasado: ¿se aceptará esta escultura borrando de la imaginación y el recuerdo los proyectos de Pedro Santaeulalia, mucho más universales?. Ahí está su reto.

Al otro extremo, como queda dicho, se ha quedado la expresión máxima del barroco que representa Convento Jerusalén, con un acabado y una pintura detallista marca de la casa Paco López Albert y una escultura en la que está la mano de José Puche con demoledora claridad. La falla se ha quedado chiquitina de altura, pero con un valor intrínseco a cada centímetro cuadrado.

En medio, para hacer más grande la ceremonia de la confución, están los modelos que ahora son clásicos y que hace quince años serían hasta audaces. Los que siguen el modelo imperante.

Exposición y el Pilar

Ahí está Exposición-Micer Mascó, que ha tenido la plantà más tranquila porque Pere Baenas es extraordinariamente seguro en ese cometido y no deja ni media rendija por retocar. En su proyecto está por descubrir todavía donde está el fallo.

Había mosqueo, en cierto modo con razón, por el jabón que se le ha dado a lo largo del ejercicio a la falla del Pilar. Sobre todo, porque tenía que demostrarlo, en todo caso, en la plaza. Y por mucho que esta comisión tiene, con diferencia, la demarcación más agradecida, lo cierto es que los más veces ganadores de la máxima categoría están más cerca de ganar que en toda su historia moderna con José Lafarga. El primer premio falta de sus vitrinas desde 1999 y esta noche, si la complicadísima plantà sigue hoy bien (la pasada madrugada tuvieron que echar una mano los hermanos Santaeulalia, que por allí pasaban), dormirán con más ilusión que nunca.

Rebelión por detrás

Pero aquí no hay sumisión. Que de este cuarteto se habla más que de ningún otro irrita a comisiones como Almirante Cadarso-Conde Altea, que cree que es merecedor ya de entrar en esa rueda de los mejores tras los excelentes trabajos de Manuel Algarra en los últimos años. Sueca-Literato Azorín ha pasado desapercibida sin recordarse su cuarto premio del año pasado. Cuba-Literato Azorín se subleva cuando la relegan a posiciones secundarias, Na Jordana, con una plantà de las de película, estará ahí... no hay duda que 2009 será recordado como el año en el que se recuperó la ilusión por competir.