De los 200 artistas falleros agremiados en Valencia sólo 10 son mujeres y de ellas apenas la mitad están en activo. Son un puñado de mujeres en un mundo de hombres, pero llegan pisando fuerte. Aunque tradicionalmente han trabajado y mucho en los talleres familiares donde se daba forma a los monumentos falleros apenas se habla de ellas. Los laureles se los llevan los hombres. "Es como el mundo de los fogones, los grandes cocineros son todos hombres, aunque las que han estado siempre metidas en la cocina han sido las mujeres", resume Eva María Cuerva (34 años), una de las mujeres del Gremio de Artistas Falleros. Este año diseña la falla infantil de la comisión del Pilar, una de las grandes, y reconoce que no es fácil abrirse camino.

Marisa Falcó (42 años), licenciada en Bellas Artes, ve las cosas con optimismo. Es la primera mujer que forma parte de la directiva del gremio y además tiene taller propio (Fet d'Encarrec). Ocupa el cargo de secretaria del gremio desde el pasado mes de octubre y su objetivo es que el Ministerio y la Conselleria de Cultura reconozcan la profesión del artista fallero, un saber que tradicionalmente pasaba de padres a hijos.

Como docente, Marisa Falcó cree que "la formación es importante". "Hay que convertir este oficio en una salida profesional para los jóvenes, si no se perderán cosas". Marisa Falcó lleva más de 20 años trabajando en el mundo de las fallas y ha hecho más de 80 monumentos infantiles. Asegura que no se ha sentido discriminada por ser mujer. "Desde fuera, parece un sector machista, pero dentro no lo es". "No creo que se nos vea tan raro a las mujeres".

Eva María Cuerva, que tiene carné del gremio desde 1999, discrepa. "Hay más recelo" hacia las mujeres, señala. "Lo tenemos más complicado, tenemos que demostrar, como en otros muchos campos, el doble de talento que los hombres". Y eso que ella es tres en uno: diseña, esculpe y pinta, habilidades que no todos los artistas ejecutan. Lleva casi 20 años trabajando en el sector, se formó en la empresa Lladró y echándole horas en los talleres de los mejores (Santaeulalia, Monterrubio, Baena...).

El monumento infantil que Eva Cuerva diseña para la comisión del Pilar compite en primera porque la comisión decidió quitarle presupuesto para dárselo a la grande. "Seguramente si me llamase Manolo [Martín] se hubiera quedado en la sección especial", bromea. "Si las comisiones no te conocen -y eso que lleva casi 20 años trabajándose un nombre- no se arriesgan". Ante la pregunta de cuándo se verá a una mujer diseñando una falla de las grandes, es realista. "Hay que pelear mucho, pero el día tiene que llegar".

Tanto Marisa Falcó como Eva Cuerva dicen que se puede vivir del oficio, si bien la primera lo combina, junto con su socio y pareja, Paco Pellicer, con otras actividades como el diseño de decorados. Falcó asegura que la crisis la han sufrido sobre todo las fallas grandes, las que dependen más de las subvenciones públicas, que sí se han recortado. "Se nota que hay menos fluidez del dinero, pero las fallas son bastante puntuales, cumplen". Los monumentos infantiles de Falcó suman varios primeros premios.

Este año invita a ver los monumentos "dialogantes" de la plaza del Ángel y de la calle Alta-Santo Tomás diseñados por ella y donde puede verse a dos abuelas que dialogan "de plaza a plaza" sobre cómo eran las fallas antes y del desfase actual.