Como queda dicho, en el texto que ahora se presenta -con gran riqueza de ilustraciones y extenso apéndice bibliográfico- el religioso Juan Bautista Cervera pronto oyó la llamada de la vocación y, como recoge el tomo IV de la Gran Enciclopedia de la Comunidad Valenciana, editada por Levante-EMV, perteneció al convento de Jesús Pobre que la orden de Frailes Menores tenía allí, en Gata de Gorgos. Fue discípulo de Fray José Cervera Cava, de quien se sentía seguidor y siempre exponía que fue el "elocuente orador sagrado" -era el latiguillo de las épocas- en sus funerales.

En la provincia franciscana de Valencia ostentó diversas responsabilidades; fue maestro de gramática, de filosofía y de teología, así como secretario provincial y durante veinte años superior de los conventos de San Juan de Ribera, en Valencia, luego en Almansa y más tarde en el Santi Quaranta de Roma. Regresó y fue supremo prelado de los franciscanos descalzos de Valencia y definidor general de la orden en Roma, donde fue consejero del Papa Benedicto XIV y de Clemente XIII.

Según el texto que ahora ha sido editado, tuvo buenas relaciones con el rey Carlos III, con el canónigo Bayer, e incluso con el erudito Gregorio Mayáns, y fue el citado monarca quien el 4 de septiembre de 1768 le comunicó que había sido designado obispo de Canarias.

La relación de actividades que llevó a cabo en las islas resulta muy extensa, y entre ellas figuran la fundación del seminario conciliar, obras en la catedral, Hospital de San Martín y diversas sociedades de Amigos del País en diferentes islas. Y tuvo especial dedicación a orientar a los fieles canarios en la atención a los enfermos y los pobres.

Nueve años después de su toma de posesión en Canarias, fue designado, el 24 de septiembre de 1777, obispo de la diócesis de Cádiz, donde terminó su vida en este mundo, el 12 de enero de 1782, con 74 años de edad, de los que destinó casi setenta a la vida religiosa, fue sacerdote durante medio siglo y en una docena de años utilizó la mitra episcopal. Un recuerdo necesario para este religioso franciscano valenciano, que teníamos algo olvidado y que desde ahora tiene un voluminoso recuerdo para la posteridad.