El Turia solo es un río con apariencia de río los lunes. Un espejismo. El resto de la semana, el Turia, o mejor, lo que los valencianos entienden como tal, su cauce nuevo, está condenado a presentarse ante sus ciudadanos como una poderosa obra de ingeniería donde no hay luna ni sol que se refleje en el agua inexistente, tan solo un inmenso mar de sillares de piedra salpicado de cañas.

Desde hace meses, y pese a los embalses llenos, el Turia solo lleva un hilo de agua cuando llueve. Lo normal es que el agua que llega al Azud del Repartiment, en Quart, se distribuya por las últimas acequias del Turia y en especial que rinda un último servicio a la Albufera entregando sus aguas por las acequias de Rovella y Favara , que circulan por la margen derecha del nuevo Turia.

Sin embargo, miles de valencianos que a diario cruzan los puentes de Quart, Xirivella, Picanya o el de la Pista de Silla, saben que todos los lunes la lámina de agua, aunque mínima, está garantizada. Esta peculiar representación de la naturaleza a horario fijo se repite solo los lunes, mientras el resto de la semana la piedra luce desnuda.

En la Confederación Hidrográfica del Júcar conocen esta situación, que podría interpretarse como fruto de una mala gestión de las aguas del río. Sin embargo, fuentes de este organismo recordaron que en una situación de normalidad como la actual, la CHJ se limita a entregar a diario las cantidades requeridas en las comisiones de desembalse. No hay restricciones y en cada azud, los regantes y el principal usuario industrial: Aguas de Valencia, toman solo el agua que necesitan, que no siempre coincide con la que piden. En domingo, el consumo en la ciudad baja mientras que el incremento de la superficie regada por goteo y con automatismos, que ha crecido espectacularmente, permite respetar los festivos. Los agricultores descansan en domingo, el Turia también, hasta el lunes, cuando se recupera.