La imagen del buen samaritano que ayuda de forma altruista a los inmigrantes sin techo de Valencia permitió que el llamado "Padre Vicente" obtuviera desde 2006 hasta hace apenas un par de meses varias suvbenciones de la Concejalia de Bienestar Social. Los fondos eran destinados al albergue que él mismo dirigía en el barrio de Natzaret y que ha dado cobijo durante estos años a centenares de personas necesitadas. Pero, ¿era real esta vocación solidaria o una simple tapadera para ocultar el negocio de tráfico de drogas en el que presuntamente estaba metido?

Un juzgado de Torrevieja será el encargado de dirimir este asunto después de que el pasado 20 de diciembre el supuesto sacerdote, miembro de una congregación no reconocida por la Iglesia Católica, fuera detenido junto al resto de la organización acusada de introducir varios contenedores de cocaína en España, tal como publicó en exclusiva Levante-EMV.

Fuentes del Ayuntamiento de Valencia confirmaron que el pasado año 2010 el consistorio donó 180.000 euros al fondo económico de la asociación sociocultural MAMI, de la que era gestor Vicente A. P., para gastos derivados de la atención a los inmigrantes del albergue situado en el Camí Punta a la Mar de Natzaret. El pasado año el centro, que cuenta con 70 plazas, atendió a 455 personas, según las mismas fuentes.

"Nosotros teníamos firmado un convenio con MAMI (Misioneros Apostólicos María Inmaculada), y con él como representante de esta asociación benéfica", reconocieron fuentes de la Concejalía de Bienestar Social. "Lo que nos preocupaba era la atención a estas personas para que no durmieran en la calle, y lo que pudiera hacer este hombre en su vida privada lo desconocíamos por completo", añadió Marta Torrado, concejala de Bienestar Social.

El pasado mes de noviembre finalizó el convenio con el albergue de este último año, que se renovaba de forma anual, según aclararon las mismas fuentes. Sin embargo, en diciembre, trabajadores del centro telefonearon al Ayuntamiento para informar de que el "Padre Vicente" había sido detenido. A raíz de conocer los asuntos de los que se le acusaba se decidió no renovar el convenio.

Del mismo modo, "derivamos a los internos a otros centros de acogida para asegurarnos de que tuvieran un techo bajo el que dormir", añadieron las fuentes del Ayuntamiento de Valencia, quienes remarcaron que la noticia pilló por sorpresa a todos los trabajadores del albergue, que colaboran con otras entidades municipales.

Asimismo, fuentes del ayuntamiento aseguraron que nunca sospecharon del supuesto cura y que no han tenido ningún problema con él en estos cuatro años. "Se realizaban inspecciones periódicas y se verificó que la gente estaba en buenas condiciones", afirmó Marta Torrado.

Reconvirtió un convento en hotel

Vicente A. P. era administrador de numerosas empresas, varias de ellas dedicadas al sector de la construcción. Según ha podido saber este periódico, una de estas empresas llevó a cabo las obras de rehabilitación de un convento en Corella adaptándolo como hostal. Según aseguraron ex trabajadores del albergue que éste dirigía en Valencia, el falso cura se llevaba en una furgoneta a inmigrantes hasta Navarra, a quienes presuntamente pagaba una miseria por trabajar en estas obras.

El citado convento pertenece a la comunidad Pasionista Nuestra Señora del Villar, reconocida por la Iglesia Católica. Juan Ignacio Villar, administrador de los Pasionistas de Corella explicó que las obras comenzaron en 2005 y se alargaron hasta 2007. "Se derribaron dos pisos por completo para construir un centro espiritual, pero luego se promovió como hotel para rentabilizarlo con el turismo", argumentó Villar, alegando que es una buena forma de autofinanciación de la comunidad.

El responsable de los Pasionistas de Corella reconoce que Vicente A. P. se presentó a ellos como cura y que al ver que daba trabajo a "gente en una situación complicada" decidieron contratar los servicios de su empresa de construcción. Asimismo, alegó que no entiende que hubiera maldad en este hombre y que se estuviera aprovechando de los inmigrantes, y que desconocía sus supuestos contactos con el narcotráfico.

Matrimonios, armas

y tráfico de drogas

La vida de Vicente A. P. no tiene ni un minuto de respiro. A su labor supuestamente eclesiástica, en la que llegó a celebrar matrimonios en iglesias católicas, y a la gestión de sus empresas de construcción se suma su afición a las armas y a la acción. Muestra de ello es que le nombraran delegado de la Asociación de Escoltas en la Comunidad Valenciana y las fotografías en las que aparece realizando prácticas de tiro en el extranjero. En uno de estos viajes a Suramérica el "Padre Vicente" fue secuestrado por un grupo armado de Colombia, hecho que retrasó su detención en España, como adelantó este periódico.