El nuevo Consell Escolar de la Comunitat Valenciana (CEV) no acaba de arrancar con la fuerza que debería el máximo órgano de participación de la comunidad educativa. Su presidente, Francisco Baila, convocó ayer sesión plenaria con la única finalidad de aprobar el acta de la sesión anterior.

Con lo cual, reunir a los más de 60 miembros que forman este pleno -algunos procedentes de Alicante y Castelló- ha supuesto un coste aproximado de 4.000 euros en dietas y desplazamientos a la vez que han sido invitados a una comida porque por la mañana hubo comisión permanente y, por la tarde, el pleno. Todo a consta del órgano dependiente de la Conselleria de Educación, según criticó ayer el Sindicat de Treballadors de l'Ensenyament del País Valencià (STE-PV).

Los representantes de esta organización sindical optaron por no asistir a esta reunión como "medida de protesta por la degradación a la que ha llegado la participación social con la presidencia de Baila" señalaron.

Sí asistieron los miembros de la Federación de Enseñanza de CC OO-PV, que también son muy críticos con la nueva composición del CEV y la actuación de su presidente. De hecho, cuestionaron lo que consideran inoperancia del actual órgano, con actuaciones como las de ayer en la que se convocan a sesenta personas para aprobar un acta.

En opinión del STE-PV, desde que está el presidente Francisco Baila -y se modificó la composición con una mayoría de la Administración- "con su falta de diálogo y prepotencia se ha pasado de ser un consejo en el que desde los diferentes sectores educativos se buscaba el consenso y el acuerdo para asesorar a la conselleria en materia educativa, a convertirse en un órgano de mínima expresión de la participación".

Para esta organización, "de forma mecánica se procede a las votaciones para que se obtenga la mayoría que desea la Administración y que no aparezcan dictámenes ni informes contrarios a las propuestas de la conselleria hasta llegar al enfrentamiento dialéctico entre sus miembros".