Valencia, año 2011, todas las fallas de la ciudad se encuentran bajo el dominio y la ocupación de los falleros adultos, cuyas comisiones son mucho más numerosas que las infantiles. ¿Todas? ¡No! En seis casales de Valencia son los más menudos quienes resisten y ganan por goleada a los mayores en cantidad de socios.

De todas ellas, la que, según el censo oficial elaborado por la Junta Central Fallera, tiene mayor número de niños frente a los adultos es la Falla Pintor Maella- Avenida de Francia, ubicada junto a la Ciudad de las Artes y las Ciencias. En este excepcional caso dentro del panorama fallero, el casal se llena cada tarde con los juegos de sus 84 infantiles, siempre atentamente vigilados por los 52 heroicos adultos que conforman la comisión de los mayores. Se trata de una falla bastante reciente, pues sólo tiene ocho años de edad,precisamente la misma que muchos de sus miembros.

Como comenta su presidente, Ricardo Serra, parte del secreto de este reino fallero de los niños está en que se encuentra ubicada en «un barrio joven», en el que abundan «matrimonios con dos o más hijos». «Muchos niños que estaban apuntados han traído después a sus padres y hay otro infantiles que están apuntados solos, sin más familiares», agrega. Otra característica de esta joven falla, es que está compuesta por «muchas familias numerosas», según explica la delegada de infantiles Yolanda Engra.

Puede que a primera vista parezca una misión imposible mantener controlado a tanto pequeñuelo, pero lo cierto es que según la delegada de infantil Yolanda Engra «es fácil trabajar con ellos porque cooperan mucho y les gustan las actividades que preparamos».

Para quien, sin duda, es especialmente importante la multitud de niños que integran esta falla es para su presidente infantil, Carlos Beltran y para la Fallera Mayor Infantil, Lorena Giménez. Ambos reconocen que resulta «muy emocionante y divertido», representar a tantos pequeños falleros. «Aquí siempre te lo pasas bien, porque todos los días puedes jugar con alguien distinto» comenta Carlos. Parece que, aunque con el fuego no se deba jugar,las fallas sí pueden ser cosa de niños.