Si no hay espacio en superficie para crecer hay que aprovechar el subsuelo, y si una constructora financia la obra, mejor. Esa es la máxima llevada a cabo por el colegio Nuestra Señora de Loreto, en Valencia, que ha decidido construir un polideportivo y un gimnasio debajo del centro educativo. Sin embargo, el ejercicio no será la única actividad que habrá bajo tierra en este colegio. La obra se adentra en las profundidades del patio para albergar un aparcamiento subterráneo para residentes con unas 400 plazas, de las que más de 100 serán en régimen de alquiler.

Según explicó a Levante-EMV la directora del colegio Nuestra Señora de Loreto, el centro educativo necesitaba ampliar sus instalaciones y la empresa Urbecop SL les propuso «asumir la obra —y ubicar el gimnasio y el polideportivo que necesitamos en el primer sótano—, a cambio de la construcción de un aparcamiento de varias plantas debajo del patio escolar. Nosotros necesitábamos ampliar el colegio y en superficie es imposible. Por eso aceptamos». Sin embargo, la directora del centro rechaza vinculación alguna con la constructora y asegura que el colegio «nada tiene que ver con el aparcamiento». Es más, remite a Urbecop SL para conocer qué es lo que pasó hace poco más de una semana, cuando el enorme vaso construido en el patio de recreo se inundó de agua y necesitó los trabajos continuados de un buzo durante, al menos, tres días.

Y es que, en principio, el proyecto planteado por Urbecop SL era para cuatro plantas. Las ventas de plazas de aparcamiento superaron las expectativas previstas y la empresa decidió dar un paso más y dotar al aparcamiento de cinco plantas.

Más de 15 metros bajo tierra

Hace dos años, el concejal de Urbanismo, Jorge Bellver, concedió el permiso para construir un aparcamiento subterráneo bajo el colegio de Nuestra Señora de Loreto que contará, según la licencia, con 121 plazas en régimen de alquiler. En julio de esta año, Urbecop SL subcontrató a una empresa para realizar los trabajos pertinentes sobre el control de aguas subterráneas ya que la construcción «requiere excavar hasta la cuota absoluta de 15,5 metros bajo tierra» en una zona cuya «cota de nivel freático medio oscila en torno a los 7 metros». Por ello, el informe refleja que se «necesitará de un sistema de control de dichas aguas, que permita ejecutar la excavación en condiciones seguras, y en suelo seco».

El colegio Nuestra Señora de Loreto cuenta con un agujero tremendo del que no quieren hacer propaganda. La empresa constructora, por su parte, guarda silencio absoluto sobre un aparcamiento que, eso sí, cuenta con la mayoría de las plazas vendidas, tal y como reza un cartel anunciador de la obra. Y es que las deficiencias de aparcamiento en el distrito de l´Eixample no son ningún secreto, y más si se tiene en cuenta que hace un par de años fue la iniciativa privada de las propias comunidades de vecinos quienes intentaron paliar el problema en la zona habilitando garajes en los patios de manzanas.

Sencilla ecuación

Ubicar un aparcamiento en el subsuelo de un colegio privado está a la orden del día, en una operación de intercambio que gana fuerza por momentos. Y es que las ciudades tienen problemas de movilidad, y los colegios de financiación. Por ello, la ecuación es relativamente sencilla.

Ciudades como Madrid, Sevilla o Granada han dado luz verde a este tipo de iniciativas para financiar las nuevas instalaciones educativas que demandan los padres. En Madrid el 20% de los centros de enseñanza privados y concertados están huecos en el subsuelo.