En ocasiones, la picaresca bordea el delito, la falta o, al menos, el fraude. Eso es lo que ocurre en los alrededores de la Estación del Norte y la plaza de toros, a unos metros del Ayuntamiento de Valencia, donde los conductores que aparcan en las calles Castellón, Alicante o Segorbe pactan con los «gorrillas» eludir el pago de la zona azul. El procedimiento es sencillo. Dos horas cuestan 1,35 euros. Si el conductor prevé que va a estar ese tiempo, entrega al «gorrilla», que previamente le ha señalado la plaza libre y ayudado a aparcar, una cantidad menor, como por ejemplo un euro. Estos «aparcacoches» se ocupan de comprar el tique por 30 minutos o una hora —30 y 75 céntimos, respectivamente, o 55 céntimos y un euro en Ciutat Vella— cuando saben que va a pasar el agente del servicio de Ordenación y Regulación del Aparcamiento en Vía Pública en Valencia, más conocido como ORA, de tal manera que él se embolsa la diferencia y el conductor ahorra dinero y evita pagar dos veces por aparcar. El billete se queda sobre el parabrisas del vehículo, porque obviamente el «gorilla» no dispone de las llaves del coche. Y si no pasa el agente, el «gorrilla» se queda con todo lo entregado por el conductor.

Ante esta práctica entre pillos todo el mundo hace la vista gorda. Agentes de la ORA consultados en la mañana de ayer por este diario aseguraron que si el tique está en el coche, ellos no multan a los conductores. Conocen la existencia de «gorillas» y, aunque las fuentes consultadas instaron al ayuntamiento a trabajar por la erradicación de este tipo de «aparcacoches» ilegal, aseguraron que no podían hacer nada. Los conductores, mientras tanto, reconocen que ofrecer dinero a los «gorrillas», además de evitar daños en sus vehículos, les permite ahorrar dinero en la ORA. «Sabemos que es ilegal, pero también lo es tener que pagarles a ellos y la policía no hace nada para evitarlo», contaba ayer una conductora. La Policía Local, por su parte, sí actúa. En el día de ayer se cursaron varias denuncias a «gorrillas» en la vía pública, según pudo saber este diario, justo enfrente del Ayuntamiento de Valencia, ante el edificio de Correos.

Denuncias de sobreactuación

Los conductores, además, denuncian sobreactuación de la Policía Local de Valencia en la zona de las calles Alicante y Castellón. Según informó un usuario de la zona azul, hace unas semanas una agente de la policía fue coche por coche para retirar los tiques presentes en los parabrisas de los turismos, que habían sido colocados ahí por los «gorrillas», y luego pidió al agente de la ORA que multara a esos vehículos. El usuario insistió en que la policía no puede intervenir en un coche, que es propiedad privada, «ni siquiera para retirar un papel puesto en el parabrisas». Fuentes de la Policía Local de Valencia aseguraron que no tenían constancia de este incidente e indicaron que, efectivamente, un policía no puede quitar del parabrisas ningún tique ni ordenar al controlador de la ORA que multe a ningún vehículo, así como dichos agentes no pueden enfrentarse a los «gorrillas» —van desarmados— ni pedirles que abandonen las calles.

Los «gorrillas», presentes y muy organizados en una confluencia tan transitada como la formada por las calles Alicante y Castellón —dan acceso al barrio de Russafa y a la avenida Doctor Waksman, las salidas a Alicante y Albacete y la pista de Silla—, se aprovechan de este vacío legal para ejercer en la calle. Los comerciantes de la zona, mientras, se encogen de hombros y, aunque reconocen que los «gorrillas» «no suelen causar problemas porque están organizados», expresan su deseo de que abandonen esas calles. La organización de la que hablan los empresarios de la zona se hace palpable en la calle Segorbe, que une las calles Alicante y Castellón, mucho menos transitada. En ella, los «gorrillas» se esconden, como pudo comprobar este diario, cuando se acerca la policía. Allí está el puesto expendedor de tiques de la ORA menos utilizado de la zona —otro está en la terraza de un bar, ante un centro de preparaciones para oposiciones—.