Los ayuntamientos son los clientes más fieles del sector de la pirotecnia, pero se han convertido en la ruina del sector. Los impagos se demoran, de media, más de un año (cuando no dos), y esta situación ha puesto al límite a las empresas que viven de los espectáculos de la pólvora. Así lo asegura Vicente Caballer, portavoz del sector, a un día de que se celebre la Gala de la Pirotecnia en el Palacio de la Exposición.

No es la primera vez que Caballer pone sobre la mesa una morosidad de la Administración pública que está "llevando a la ruina" a las empresas del sector. Eso sí, antes de disparar sus críticas, Caballer tuvo palabras de agradecimiento para el Ayuntamiento de Valencia por "hacer un esfuerzo considerable" en mantener la Gala de la Pirotecnia.

Sin embargo, el portavoz del sector pirotécnico asegura que la mayoría de empresas prefiere "que se recorte el presupuesto de los actos a que se contrate un buen espectáculo, y luego no se pague". Ahora bien, si la inversión es menor, el espectáculo se resiente. Y eso es precisamente lo que ha ocurrido en los fuegos nocturnos de la Feria de Julio. "Desde hace unos años causa desazón ver cómo más de 200.000 personas se reunen en la playa de la Malva-rosa para ver un espectáculo que se ha convertido en cuatro petardos. En apenas unos minutos toda la magia desaparece porque la inversión ha ido a menos y no se pueden hacer milagros". Algo parecido ocurre también en otras festividades señaladas como el 9 d'Octubre.

Sin embargo, las Fallas, de momento, están a salvo, según el empresario. Y es que el Ayuntamiento de Valencia ha decidido suprimir dos "mascletades" al año -la que se celebraba el 1 de enero y la Napolitana- en aras de mantener el nivel de las "mascletades" de Fallas que se celebran del 1 al 19 de marzo.

En mayor o menor medida, la crisis afecta a todos pero las comisiones -grandes y pequeñas- cumplen a rajatabla con los espectáculos pirotécnicos que contratan. Y eso, los empresarios lo agradecen. "El fallero siempre cumple. Puede contratar más o menos, dependiendo de las cuentas de cada uno. Con dolor de corazón pueden quedarse sin 'mascletà' del día 18 de marzo, pero lo que contratan, lo pagan", afirma Vicente Caballer. Sin embargo, no son las pequeñas comisiones las que alimentan la economía del sector. Pero los ayuntamientos no pagan a tiempo, y cada vez se demoran más. "El ayuntamiento puede tardar hasta 6 meses en pagar, en el mejor de los casos. Pero nuestros empleados cobran cada mes, y los bancos no nos dan crédito. Aunque presentes una factura del ayuntamiento, porque saben que la Administración no paga", explica el empresario al que, sin embargo, lo que más le indigna es la respuesta de algunos responsables municipales cuando las empresas les exigen el pago. "Con toda la desfachatez te explican que, si uno no quiere disparar, se buscan a otra empresa y ya está".

Vicente Caballer lanza la voz de alarma ante el riesgo de desaparición de un trabajo artesanal que emplea a miles de personas. "Muchos puestos de trabajo están en riesgo. La situación es difícil para todos, pero necesitamos que la morosidad reduzca esos plazos imposibles que nos están llevando a la quiebra".