El Ayuntamiento de Valencia iniciará el próximo 1 de marzo la campaña de cobro del Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI), la popular contribución, que este año se encarecerá un 10% respecto al recibo del año pasado. Con esa subida, el consistorio recaudará 18 millones de euros más que en 2011 y se aproximará a la cifra global de 200 millones, casi el 30% de sus ingresos anuales.

Según explicó el concejal de Hacienda del Ayuntamiento de Valencia, Silvestre Senent, en sus planes no entraba un incremento de este impuesto, que lleva congelado desde el año 2005. De hecho, dijo, no estaba contemplado en los presupuestos municipales de 2012, aprobados a finales del mes de noviembre.

No obstante, el consistorio se ha visto obligado a ello por el "decreto de medidas urgentes en materia presupuestaria, tributaria y financiera para la corrección del déficit público" aprobado por el Gobierno de Mariano Rajoy el pasado 30 de diciembre. Ese decreto, cuya finalidad es ajustar las cuentas de las administraciones públicas, obliga a todos los ayuntamientos cuya última revisión catastral fuera anterior al año 2002, entre los que está Valencia, a incrementar un 10 % el tipo (porcentaje) que se aplica al valor catastral de la vivienda, que es el recibo final del IBI. Si el año pasado ese tipo era del 0,974 %, para este año y para el que viene pasa a ser del 1,071 %.

Incremento lineal

La consecuencia práctica es que todos los propietarios de Valencia verán incrementado su recibo de este año en ese mismo porcentaje, es decir, quien pagara 300 euros deberá pagar ahora 330 y quien pagara 400 verá incrementada su cuota en 40 euros. Hacer un cálculo medio resulta muy complicado, pues el catastro varía según las zonas, las medidas y la antiguedad del inmueble.

Esto, trasladado a las arcas municipales, supone una recaudación extra de 18 millones de euros, el diez por ciento de los 180 millones que se recaudaron el año pasado. Pero no será dinero de libre disposición, sino que deberá destinarse obligatoriamente al pago de deudas a proveedores, tal como establece el propio decreto del Gobierno.

La recaudación del IBI es, en cualquier caso, el principal ingreso del Ayuntamiento (200 de los 700 millones) y supone un importante alivio de tesorería, especialmente en estos momentos de dificultades económicas. La alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, ya dijo la semana pasada que el cobro de este impuesto permitiría afrontar muchos pagos pendientes y ayer el concejal Silvestre Senent ratificó esa percepción.

La campaña para el pago voluntario del Impuesto de Bienes Inmuebles empieza el 1 de marzo y termina el 30 de abril. Quienes tengan domiciliado el recibo no recibirán ninguna notificación, se cargará directamente a su cuenta bancaria, mientras que los que tengan que pagarlo personalmente recibirán o habrán recibido ya el correspondiente recibo. Para las domiciliaciones bancarias se mantiene la bonificación del 5 %, que según Silvestre Senent es de las más altas de España.