Los arrozales de l’Albufera son los únicos de toda Europa que se inundan tras la cosecha para evitar la salinización del subsuelo, debido a la proximidad del lago al mar. Sin embargo, tras la normativa europea que prohibe la quema del rastrojo tras la siega, la paja del arroz se pudre en los campos inundados, un problema que provoca, cada año, la mortandad de peces en el lago y afecta, de forma directa, a la biodiversidad del paraje natural.

El problema está encima de la mesa desde hace años. La solución, sin embargo, aparece en el horizonte tras el estudio de la Fundación Assut que recomienda «fanguejar» los campos —es decir, remover la tierra para airearla y mezclarla con la paja del arroz— en lugar de quemar el rastrojo, limpiarlo o abandonarlo. Y es que, hasta ahora, algunos términos municipales —como el de Valencia— eran partidarios de «fanguejar» las parcelas, pero otros no. Y aunque en un parque tan extenso como el de l’Albufera casi nunca vale lo de «café para todos», o «fanguejan» todos, o la medida no ayudará a mejorar la biodiversidad de la zona.

Al director del parque natural, José Segarra, el sistema del «fangueg» le parece el método a seguir. Sobre todo ahora que existen datos al respecto. Por ello Segarra ya ha iniciado las conversaciones pertinentes con la Conselleria de Agricultura —administración encargada de la gestión agroambiental— para que recomiende «a todos los municipios de la marjal que empleen el método del ‘fangueg’. Antes eran suposiciones, pero ahora sabemos que este sistema aumenta el número de invertebrados, es positivo para la biodiversidad y evita algunas plagas». Sin embargo, es la conselleria la que debe realizar algún tipo de normativa al respecto, y según Segarra, «en eso estamos».

Trece municipios de tres comarcas —l’Horta Sud, Ribera Baixa y Ribera Alta— forman parte del parque natural de l’Albufera, que suma 21.120 hectáreas, de las que dos terceras partes (unas 14.000 hectáreas) se destinan al cultivo de arroz. Ahora bien, los principales problemas que generan los restos de la cosecha se centran en las parcelas colindantes al lago. Para Segarra, los arroceros cuyas tierras lindan con l’Albufera deben «fanguejar», sí o sí.

«Hay que tener en cuenta que con la ‘perellonà’ —término que se emplea para denominar la inundación de los campos de arroz tras la cosecha— la superficie del lago se multiplica por cinco. Luego se desecan las tierras y se preparan para la siembra. No es lo mismo las consecuencias en los ‘tancats’ perimetrales al lago, que en los campos de la periferia. Sin embargo, ahora que tenemos las conclusiones de un estudio serio vamos a hacer caso y a intentar solucionar el problema», apunta José Segarra.

Valencia «fangueja» desde hace 4 años

En el término municipal de Valencia, los arroceros «fanguejan» sus campos desde hace cuatro años. El concejal de Pedanías y Devesa Albufera, Vicent Aleixandre, afirma, tajante, que este método de gestión «funciona». «De hecho, para realizar el estudio de la Fundació Assut cedí mis propias tierras para que realizaran allí los métodos que creyeran oportunos. En numerosas ocasiones le hemos pedido al Consell Agrari que todos los municipios ‘fanguejen’ porque si no lo hacemos todos la diversidad no mejora y el agua se pudre». m. ros valencia