Este año será el primero en muchos que no se extenderá el toldo de la plaza de la Virgen en día de la Mare de Déu dels Desemparats, que se celebrará el próximo 13 de mayo. De esta forma, la inversión de 300.000 euros realizada por el ayuntamiento se ha quedado en eso, en la financiación de un proyecto que más que guardado en un cajón, permanece «plegado» en el tejado de la Basílica de la Virgen hasta nueva orden.

El ayuntamiento aprovechó la reforma de la Basílica para sustituir el antiguo toldo de la Virgen que estaba obsoleto y había dañado, además, el tejado del templo mariano ya que descansaba sobre el mismo con un sistema ideado en los años 60. El toldo es la única parte de la Basílica que es propiedad municipal y se extiende —o se extendía— en celebraciones puntuales como Fallas, la Mare de Déu dels Desemparats o el Corpus Christi. Sin embargo, el Gobierno que preside Rita Barberá no pensó, en ningún momento, que debía solicitar permiso a los vecinos de la finca de enfrente de la Basílica para sustituir o reforzar los anclajes ubicados en el inmueble, que fijan los cables de acero por los que se despliega el toldo.

Por ello, cuando los encargados de la obra de la Basílica fueron a revisar los anclajes de la finca en cuestión se encontraron con la negativa de los vecinos a desplegar el nuevo toldo ya que temían que los daños que había ocasionado el viejo entoldado en el Basílica se repitieran en el inmueble donde residen. El toldo, pues, permaneció plegado en Fallas, y así continuará, según han asegurado los residentes de la finca en diversas ocasiones.

Ahora bien, ésta no es la primera vez que los residentes de la finca se niegan a extender el toldo. Una situación similar ocurrió a finales de la década de los 80, cuando el ayuntamiento eliminó una serie de postes —que se fijaban al suelo de la plaza de la Virgen— porque ocasionaban problemas los días de viento. Fue entonces cuando los anclajes de la finca re repararon para fijarlos a la fachada de forma permanente. Sin embargo, en aquella ocasión sí hubo negociación, según ha podido saber Levante-EMV.

Negociación secreta

Los vecinos que residían en el inmueble en los años 80 solo accedieron a reforzar los anclajes y permitir la obra cuando el ayuntamiento aceptó reformar todos los baños del inmueble, que tenían problemas en las bajantes. La negociación fue dura y no llegó de la nada. Tras mucho diálogo, los residentes permitieron los anclajes y el despliegue de la lona por una compensación, aunque la resolución fue uno de los secretos mejor guardados de la época del Gobierno socialista.

El ayuntamiento invirtió en aquel entonces 600.000 pesetas para sufragar la reforma de las bajantes de todos los baños del inmueble y poder extender el toldo, tras reparar los elementos de enlace en el año. Sin embargo, en esta ocasión, los vecinos han anunciado, por activa y por pasiva, que no habrá negociación alguna porque no persiguen ningún fin económico. No hay nada ofertado por el ayuntamiento que les compense la desconfianza que les genera un entoldado de 1.200 metros cuadrados, cuyo peso debe soportar la finca.

Los técnicos municipales, sin embargo, han explicado en diversas ocasiones que la carga del toldo actual es la mitad que la del anterior—concretamente se ha reducido el peso a menos de un kilo por metros cuadrado— y que, además, el sistema incluye un anemómetro para que la lona se pliegue de forma automática en cuanto se detecten vientos de más de 20 kilómetros por horas.