Detrás del habitual sonido del tráfico, del ruido de las obras y del alboroto de los ciudadanos, 130 especies de pájaros cantan y vuelan en la ciudad de Valencia. El vencejo, el gorrión, la paloma o la tórtola forman parte de los tipos de aves más habituales dentro del ecosistema urbano. Su canto sirve tanto para cortejar a la pareja como para delimitar el territorio y sólo en las zonas verdes de Valencia se puede llegar a diferenciar fácilmente su cantar, sin que el resto de ruidos lo obstaculice. Además, su función no sólo radica en el canto, también son aves insectívoras, fundamentales para combatir y evitar plagas como por ejemplo la de los mosquitos.

Con el motivo de acercar de forma amena y didáctica el valor que tienen los pájaros urbanos, la exposición «Aves en la ciudad» abrió ayer sus puertas en el Museo de las Ciencias Naturales de Valencia, situado dentro de los Jardines de Viveros. Y es que, su finalidad es dar a conocer a los valencianos la gran cantidad de aves que viven en la ciudad y que pasan desapercibidas para la gran mayoría. «Hay muchísimas más aves de las que nos creemos y pretendemos que por lo menos la gente aprenda a valorarlas y a diferenciar algunas de ellas» afirma Javier García, asesor científico de la exposición.

La muestra es el resultado de un largo proceso de selección de los nidos más comunes, algunos recopilados desde hace siete años, y que han sido extraídos de los árboles por expertos después de la época de cría. Junto con los nidos se describe el hábitat en el que se desenvuelven y se puede escuchar de forma nítida y asociados a la especie, los diversos cantos de los pájaros, tapados a menudo por el ruido cotidiano de la ciudad.

La concejala delegada de Cultura, María Irene Beneyto, fue la encargada de inaugurar ayer este nuevo espacio y afirmó que el museo de Ciencias Naturales está «lleno de vida» porque continuamente se organizan actividades. Además recalcó que es «muy importante para todos aprender y saber convivir con los animales».

Valencia está situada en plena ruta migratoria para las aves que viajan cada año de África hacia el centro de Europa y viceversa. «Por encima de nuestras cabezas pasan millones y millones de pájaros sin que lo sepamos» afirma Javier García que, además de asesor de la exposición, es coordinador del grupo local SEO-Ardea (Sociedad Española de Ornitología), una organización a nivel nacional que se encarga de la conservación de la naturaleza y en concreto de las aves silvestres. Según las palabras de Javier, uno de los mayores flujos migratorios de aves que pasan por la ciudad es la cigüeña blanca, pero no las vemos porque vuelan a más de 6.000 metros de altura.

Aves de paso como la golondrina pueden llegar a recorrer distancias de hasta 7.000 kilómetros, 500 de ellos al día, y aprovechan la parada para alimentarse y descansar. Esta semana se conmemora además la migración de las aves y a las 9 h del domingo miembros del SEO explicarán los flujos migratorios y mostrarán las aves que, en libertad, habitan en Viveros. Según Javier «prestando un poquito de atención se ven cientos de aves en los árboles».