La desembocadura del viejo cauce del Turia volvió a registrar la semana pasada como consecuencia de las lluvias un acumulación de aguas pluviales y fecales en el barrio de Natzaret. La causa principal de la acumulación de aguas fecales es la obra de relleno de la desembocadura que llevó a cabo la Autoridad Portuaria de Valencia en 2004 para construir nuevas explanadas para contenedores. Aunque cuenta con una canalización que permite evacuar el agua hasta el mar, el relleno de la desembocadura es un cuello de botella para la evacuación del agua de la ciudad en caso de intensas lluvias.

La red de alcantarillado y colectores de la ciudad permite en condiciones normales evacuar las aguas residuales hasta la depuradora de Pinedo. En casos de barrios ubicados a cotas bajas, como Natzaret, las estaciones de bombeo impulsan el agua del alcantarillado a la depurada. El sistema funciona hasta que se producen episodios de intensas lluvias cuando se cierra y el agua se vierte directamente al mar, es decir, al viejo cauce. Al llegar a las desembocadura el agua queda taponada por la obra del puerto, una circunstancia que se ve agravada por la colocación por parte de la APV de una barrera antivertidos que todavía obstruye más el paso del agua.

El portavoz de EU, Amadeu Sanchis, se hizo ayer eco de las denuncias de los vecinos de Natzaret, principales «perjudicados de que el viejo cauce del río se convierte en un sucio sumidero cuando tendría que estar diseñado para dignificar la salida natural del rio Turia al mar».

El plan urbanístico del nuevo barrio del Grao prevé la creación de un delta verde con canales navegables en la desembocadura del viejo cauce, un proyecto idílico muy lejos de la realidad actual de acumulación de aguas fecales y malos olores. La construcción del último tramo del colector norte, entre la Ciudad de las Ciencias y el mar, solucionaría el problema si bien, según denunció ayer EU, el ayuntamiento retraso el proyecto por las obras de la F1.