El incendio el pasado martes de la fábrica de Bombas Gens, único ejemplo de arquitectura industrial «art déco» de Valencia, ha puesto el foco sobre la herencia de este estilo de «entreguerras» en la ciudad. Expertos como el profesor de Historia del Arte de la Universidad de Valencia Amadeo Serra aseguran que el «art déco» no ha sido estilo muy reconcido. «Siempre ha existido, al menos hasta los años 90, un prejuicicio a favor de la arquitectura racionalista, que está mucho más documentada».

En Valencia, hubo un «boom» del «art déco» entre los años 20 y 30 del siglo pasado. No hay cifras sobre la cantidad de edificios de este estilo que tiene ciudad, entre otras cosas, porque tampoco hay un criterio unánime entre expertos y porque muchas veces se solapan un estilocon otro, por ejemplo, «art déco» y racionalismo. Pero sí se puede decir que «una tercera parte de lo que se construyó en ese periodo pertenecía a este estilo», afirma Serra.

Joaquín Rieta, Borso de Carminati, Guardiola, Lorenzo Criado, Alfonso Garín, Vicente Valls y José Péris son los nombres de los arquitectos y maestros de obra que dieron forma a la Valencia «art déco», la que es visible en las que entonces eran zonas de expansión urbana, desde Russafa y Quatre Carreres hasta Camins al Grao, Natzaret, Pinedo, Jesús y Patraix. Pero su influencia no se dejó sentir sólo en los ensanches, también llegó al centro, con ejemplos destacados en al calle María Cristina y en la misma plaza del Ayuntamiento.

La expresión «art déco» procede de la «Exposición Internationale des Arts Décoratifs et Industriels Modernes» celebrada en París en 1925. Se denomina así a una tendencia predominante en las artes decorativas e industriales de los años veinte y treinta.

Los Ángeles, Miami y Nueva York, con iconos del «art déco» como el edificio Chrysler y el mítico Empire State, son ejemplos de ciudades donde proliferó este estilo. En Nueva York, apunta Serra, «la mayor parte de los rascacielos son ´art déco´». Un estilo que forma parte consustancial de la cultura de masas del periodo 1920-1940 junto el jazz, el auge del cine, el mito del rascacielos, la moda, el sueño de la velocidad y, en general, todo lo que lleva el sello de los tiempos modernos.

En Valencia, Criado y Peris concibieron el «déco» como un estilo de ornamentación basado en el empleo de formas geométricas estereotipadas, fáciles de trabajar por los tallistas, que se limitaban a cubrir las fachadas. El resultado era satisfactorio porque los clientes obtenían una decoración de estilo moderno a bajo precio. Asi lo explica Amadeo Serra en la obra «Eclecticismo tardío y ´Art dèco´ en Valencia 1926-1936». Ejemplos de ello son la Casa Raimundo, en la calle Sueca, y la Casa Orero en la avenida del Antic Regne.

A medida que aumentan los encargos de los arquitectos, éstos pueden acceder a presupuestos más holgados y pueden dar rienda suelta a su fantasía decorativa.

Dentro del «art déco» se distinguen dos etapas. En la primera, destaca „en palabras de Amadeo Serra„ la «inflación ornamental» basada en la combinación un tanto frívola y hasta «snob» de orientalismo, primitivismo, cubismo superficial y lejanas reminiscencias de las artes decorativas clásicas. Los remates escalonados, que derivaban de la imagen de los edificios mayas y aztecas, se convierten en una marca distintiva de la arquitectura «déco». Dentro de este periodo se encajaría el llamativo y delirante edificio ubicado en la calle Castellón (1930). La imitación del arte de las antiguas civilizaciones dejó edificios como la Casa Boigues, en la calle Sueca, de estilo neo-azteca.

En la segunda etapa, a partir de los años 30, se imponen el rigor formal, el predominio de la línea y la rotundidad de los contornos. Las primeras muestras del «déco» purista se dejan ver en edificios como la Casa Chover, en la calle Alcoi. Las mejores edificaciones de esta tendencia se deben a los arquitectos de primera línea que paulativamente derivarían hacia el racionalismo. Entre ellos destaca Joaquín Rieta (cine Capitol y Casa Gil, en la plaza del Ayuntamiento).

Los cines Rialto y Capitol son ejemplos de esta segunda etapa, aunque el Capitol «ha salido mal parado en la reciente reforma», apunta Serra. El cine Rialto, obra de Cayetano Borso, está considerado uno de los mejores ejemplos de racionalismo, si bien Amadeo Serra asegura que el edificio tiene características del «art déco». Su verticalidad y el uso del cristal es un ejemplo del mito futurista del rascacielos que cautivó a los arquitectos locales. Borso, arquitecto de Bombas Gens, mantuvo como Rieta cierta ambigüedad en el «art déco» y el racionalismo. La Casa Bertomeu, en Cirilo Amorós, es quizás su obra más interesante y paradigmática.