El toldo de la basílica de la Virgen, renovado hace tres años pero todavía sin estrenarse por la negativa de los vecinos del número 4 de la plaza de la Virgen a que se pongan los anclajes en su fachada, no cumple las exigencias del Código Técnico de la Edificación.

El citado código, empleado para calcular las cargas de estructura y la seguridad de los edificios, establece que la fuerza del viento en Valencia es de 26 metros por segundo. Si se tuviese en cuenta este parámetro «la reposición del toldo sería inviable porque conllevaría unas dimensiones excesivas de los macizos». Así consta en el proyecto de reposición del toldo de la Basílica de la Virgen al que ha tenido acceso este diario.

El informe técnico que acompaña el proyecto reconoce que «la gran superficie del toldo impide que la estructura pueda ser calculada para resistir unos esfuerzos correspondientes a la acción del viento sobre edificios conforme al Código Técnico de la Edificación». Por eso y a fin de poder justificar técnicamente la reposición del toldo el proyecto del ayuntamiento establece que el toldo solo podrá estar desplegado cuando la velocidad del viento no supere los 10 m/s, menos de la mitad de lo que se registra en Valencia. Si la velocidad del viento es superior el mecanismo se replegará de manera automatica.

«Nos sentimos avasallados»

Para los vecinos contrarios a la instalación del toldo el hecho de que se incumpla el código de la edificación es argumento más que suficiente para oponerse a que el toldo vuelva a sujetarse a su fachada, como ha ocurrido en el último medio siglo. Precisamente, esa posible servidumbre es el argumento principal que ha esgrimido el Ayuntamiento de Valencia en la demanda que presentó el pasado mes de mayo en los juzgados de Valencia. Los vecinos se reunieron anoche para decidir si se personan en la demanda.

Agotada la vía administrativa y la negociación política, en la cual se implicó en primera persona la alcaldesa, el ayuntamiento ha acudido a la vía judicial. Los vecinos aseguran sentirse «avasallados» por la maquinaria de la administración local, que ahora además les pide daños y perjuicios por consentir que se restaurase el toldo, en el que se invirtieron 300.000 euros, para luego oponerse a que se extendiera.

Los vecinos basan su rechazo tanto en el incumplimiento del código de la edificación, como en los «graves daños», admitidos en el proyecto oficial, que se han causado durante años en la cubierta, el tambor y la fachada del Bien de Interés Cultural de la Basílica de la Virgen como consecuencia del uso del toldo y que, a falta de catas y estudios, sería aplicable al edificio de enfrente.

Los vecinos esgrimen también el informe independiente de la Inspección Técnica de la Edificación, firmado por el arquitecto Luis Giménez y fechado en mayo de 2012, que concluye que «no queda suficientemente justificada la inocuidad del toldo sobre la estructura del edificio». El arquitecto asegura que «se han detectado fisuras en tabiques y cerramientos cuya causa no se ha podido determinar» y recomienda respecto a los «posibles daños causados por los cables del toldo y dado que es un elemento impropio del edificio, no anclar el toldo al edificio hasta no quedar garantizada la inocuidad sobre la estructura del edificio.

«El toldo no se puede poner por seguridad, no hay nada que negociar», remacharó ayer una portavoz de los vecinos, que aseguran que la mejor solución sería que el ayuntamiento instalase postes en el suelo para poner el toldo, como se hacía hasta 1960, cuando se instaló el primer sistema de toldo extensible.