Aunque nació en Caudete, en la provincia de Albacete, desde sus primeros pasos ha vivido en Valencia y aquí desarrolló su actividad artística Francisco Val Soriano, pintor que precisamente ayer, 15 de marzo, cumplió su primer centenario de vida brillante en las Bellas Artes.
Con diecinueve años, ya acudió a las clases de la Escuela de Artes y Oficios donde se inició en el dibujo artístico, para pasar en seguida a la Superior de Bellas Artes de San Carlos, donde arrancó también sus comienzos en la especialidad de grabado.
Su carrera académica fue vertiginosa; alcanzó pronto la licenciatura universitaria, y con una pensión de la especialidad de paisaje pasó a la residencia de pintores San Francisco, en la Alhambra granadina, donde ya expuso en el centro artístico de aquella ciudad andaluza.
Regresado a «su» Valencia, la actividad artística ya no se detuvo. Y expuso en diversas salas de la ciudad „entre ellas, en la Asociación de la Prensa, entonces en la calle del Pintor Sorolla„, Palma de Mallorca, Suiza, Holanda, Francia, Bélgica y Marruecos. De esta última experiencia fue requerido para la Exposición Nacional de pintores de África, donde se le concedió el primer premio de acuarela.
Catedrático de la Escuela de Artes y Oficios de Murcia, por traslado regresó muy pronto a Valencia, con plaza en el profesorado de la Escuela de Artes Aplicadas, a las órdenes y dirección de Jenaro Lahuerta.
De Francisco Val dice el periodista y destacado crítico Francisco Agramunt Lacruz, en su voluminoso «Diccionario de Artistas Valenciano del siglo XX», que «su obra tiene el esplendor colorido y el armonioso sentido de la luz de los artistas mediterráneos».
En su balance de galardones destacan primeros premios en Albarracín, Almería, Goerlich Miquel, del Círculo de Bellas Artes de Valencia. Y sus obras „conviene recordarlo, ahora que acaba de cumplir su «primer» siglo de vida„ están recogidas en Valencia, en el Museo Nacional González Martí, en el municipal de esta ciudad, en el de Murcia, en el mallorquín de Artá y en numerosas colecciones particulares de numerosos países europeos africanos y centroamericanos. Y su estela se ha continuado familiarmente. Su hijo, César Francisco Val López, nacido en Valencia hace cincuenta y tres años, ha recogido el testigo de su progenitor y, tras cursar en Murcia „donde residió un tiempo la familia„ ya en Valencia siguió en la Escuela Superior de San Carlos y en la Facultad de Bellas Artes. Lleva ya una trayectoria digna de su antecesor, con un largo historial de premios y exposiciones.
Hay que desearles que la trayectoria familiar continúe? por muchos años; o tal vez «por siglos».
