Una semana después de ponerse en marcha el plan de choque para el Cabanyal, entre el equipo de Gobierno hay un optimismo razonable al que los vecinos prefieren responder con prudencia. Ayer la concejala de Protección Ciudadana, Sandra Gómez, dijo que todas las noches recibe un informe de las patrullas y que su trabajo se está centrando en los ruidos y fiestas a partir de las 12 de la noche. En ese sentido, dijo, «ha habido un cambio cualitativo muy importante» que le habría sido reconocido por los vecinos más directamente afectados. Además, recordó que el jueves pasado se intervino una chatarrería y que se desmanteló también el mercado ilegal de los jueves, actuaciones de las que se informará en la comisión que se celebrará la próxima semana.

Sandra Gómez dijo que se han abierto expedientes sancionadores, pero recordó que «más que un trabajo represivo, estamos haciendo un trabajo de mediación y convivencia».

Por su parte, el vicepresidente de la Asociación de Vecinos del Cabanyal-Canyamelar, Vicent Gallart, dijo que por lo pronto se está notando más la voluntad de cambiar las cosas que un auténtico cambio, algo para lo que será necesario mucho más que una semana, admitió.

Según dijo, ayer mismo se desplegaron por el barrio, a petición de los vecinos, varias unidades de limpieza para acabar fundamentalmente con el fenómeno del abandono de colchones y otros enseres, algo que podría tener su origen en el tránsito de personas por las «casas patera» que hay en el barrio. Y admite que las patrullas han evitado ruidos, pero de la misma forma asegura que los vecinos han tenido que seguir llamando a la Policía Local para denunciar esos ruidos. «Y lo que queremos —precisó— es que no haya que llamar, que se haga una acción preventiva y no tener que quejarse», dice.

En este sentido, Gallart cree que «no hay que pasarse con las denuncias, pero tampoco no hacer nada». Ellos, por tanto, admiten que hay buena voluntad del Equipo de Gobierno, pero quieren seguir siendo «críticos» y así lo expresarán en la próxima reunión.