La petición de cámaras de seguridad había sido generalizada entre los comerciantes del centro histórico y, por supuesto, entre las tiendas de la denominada «milla de oro», que se centra en las calles Poeta Querol, Plaza del Patriarca y La Paz. Allí se concentran las más importantes tiendas de lujo de Valencia y allí se produjeron la mayor parte de los ataques con ácido a los escaparates, actos vandálicos que llevaban aparejada una reivindicación contra la crisis pero que costaban dinero e incluso puestos de trabajo en estos establecimientos.

En primera instancia, por tanto, estas tiendas reclamaron al Ayuntamiento de Valencia una mayor presencia policial y la instalación de estas cámaras de vigilancia, que podrían tener un efecto disuasorio o ayudar a detener a los delincuentes.

Ahora, sin embargo, estos establecimientos parecen tener otras prioridades que no son estos sistemas de videovigilancia. La portavoz del colectivo aseguró que a día de hoy el principal problema y su principal prioridad es la limpieza de la zona, que según dice, deja mucho que desear. Pese a ser una de las zonas céntricas y privilegiadas de la ciudad, cree que el mantenimiento por parte de los servicios municipales es manifiestamente mejorable, hasta tal punto que los baldeos, las barredoras o la retirada de residuos se ha puesto por delante de la seguridad ciudadana.