No era el propósito inicial del nuevo equipo de Gobierno, pero el debate identitario ya se ha colado de lleno en la política municipal y ayer protagonizó el primer pleno de gestión del Ayuntamiento de Valencia. Fue a cuenta de la declaración de la Procesión Cívica del 9 d’Octubre como Bien de Interés Cultural Inmaterial, una propuesta del equipo de Gobierno que aprobó el PP (Ciudadanos se abstuvo) a la espera de lo que luego diga el expediente administrativo. Y es que los populares temen, por ejemplo, que además de no entrar la Senyera en la catedral, como ya ha anunciado el alcalde Joan Ribó, deje de sonar también el himno de España, un temor que no disipó del todo el equipo de Gobierno. En declaraciones a este periódico, el concejal de Fiestas, Pere Fuset, explicó que su idea es «valencianizar al máximo» la celebración y en lo tocante al himno nacional, ajustarse a lo que digan los expertos y la ley.

Durante su defensa de la moción, Fuset recordó que la Procesión Cívica empezó a celebrarse apenas un siglo después de la entrada del Rey Jaume I en Valencia (1238) y que desde entonces ha tenido formatos muy variados y ha incorporado rituales como la ofrenda floral del Parterre o la «Mocadorà». Pero siempre, precisó, «los valencianos han querido reivindicar su orgullo de pueblo», por lo que pidió un voto unánime para su propuesta.

En su réplica, el portavoz del PP, Alfonso Novo, empezó por lamentar que se reabra un asunto «cerrado», algo que, a su juicio, obedece a «la obsesión del equipo de Gobierno por dividir a los valencianos». No obstante, se mostró conciliador y anunció su voto favorable, proponiendo, eso sí, que se detallen todos los actos «desde la salida de la Senyera del Archivo Municipal hasta la vuelta al ayuntamiento». A su juicio, hay asuntos como el «Te Deum», al que «cada uno es libre de entrar o no», y el himno nacional, que «representa a todas las autonomías y a la Jefatura del Estado», que deben aclararse, por lo que sugiere que se pronuncie al respecto el polémico Observatorio de Señas de Identidad aprobado por el PP al final de la pasada legislatura.

«Me alegro señor Novo de que haya rebajado el tono», respondió Pere Fuset, pero «lo que no puedo hacer es blindar lo que no se puede blindar». Así pues, eludió entrar en detalles y pidió que se busque el consenso en una cuestión en la que «todos tienen que estar a favor».

La ley manda

En declaraciones posteriores a este periódico, Fuset aseguró que no hay una posición definitiva sobre el himno nacional. Según dijo, se revisará el recorrido, los actos, la participación y muchas otras cosas. Y en cuanto al himno se atenderán los informes de los expertos, pues una de las cuestiones a tener en cuenta son las obligaciones que la legislación nacional impone a este respecto.

«Nuestra idea es valencianizar al máximo la Procesión Cívica, pero habrá que escuchar a los expertos. Doctores tiene la Iglesia», añadió con ironía.

Curiosamente, el único grupo que se abstuvo en la votación fue Ciudadanos. Su portavoz, Fernando Giner, la justificó por la necesidad de conocer primero qué se está protegiendo. En consonancia, pidió que se pronuncie el Consejo Social de la Ciudad y se decida consensuadamente el contenido de la procesión «para que no vuelva a ser motivo de división». «Llevamos demasiados años discutiendo por un tema que debería unirnos», explicó Giner, al que no le gusta, y lo dijo, que en la moción se hable de «diada».

Al final, todos los grupos quedaron en trabajar en el expediente, hacerlo lo más participativo posible y tratar de llegar a un acuerdo. «Es una oportunidad para trabajar juntos», dijo Novo.