Parece que fue ayer! Y el próximo mes de noviembre „concretamente, el día 10„ se cumplirá un siglo de que fue inaugurado el Teatro Olympia, que con sus cien años de vida sigue vigoroso en la calle de San Vicente.

Fue en 1915 cuando abrió por primera vez sus puertas con espectáculos de ópera, aunque en veinte lustros ha conocido todos los géneros escénicos y cinematográficos. Y con teatro continúa ahora, con la empresa que arrancó hace más de treinta años.

Después de la guerra civil, volvió al cine, y como tal le recordamos las actuales generaciones maduras. Aún tenemos en la mente aquellas siglas que aparecían en algunos accesos, donde podía leerse «ECSA», que supimos que se refería a «Espectáculos Callao, Sociedad Anónima», empresa madrileña que explotaba entonces aquel local.

Hace poco más de treinta años volvió a aprovechar su escenario, es decir, que volvió a presentar teatro, de la mano de su actual empresario, Enrique Fayos, y también sus familiares, que se han incorporado a la regencia del local, nuevamente con el género interpretativo. E inolvidable fue la pronta presencia del veterano Arturo Fernández, siempre juvenil, de quien recordamos que en sus comienzos nos comentó el valenciano Rafael Rivelles: «Este será mi sucesor». Marcó Arturo un hito cuando presentó aquí «La chica del asiento de atrás».

En los más de treinta años en que la familia Fayos ha repuesto lo más interesante del teatro español y extranjero, hemos visto de todo: comedia, revista, musical y también mucho humor. No olvidamos a una formación veteranísima „hoy ya han fallecido los tres„, como fueron Zorí, Santos y Codeso; este trío se había dejado fuera al tercero de los citados, Manolo Codeso; pero hace poco más de una década hicieron las paces y volvieron agruparse; regresaron a Valencia, al Olympia, con una de sus obras clásicas, «Metidos en harina», que volvió a atraer a un público veterano y a otro interesado por la historia de estos tres inolvidables cómicos.

El Olympia ha demostrado que el teatro de empresa privada sigue teniendo vigencia en España, como lo ha sido siempre en Valencia, donde hace unos años había siete u ocho salas que trabajaban diariamente tarde y noche. Y por ello los Fayos han buscado otros escenarios para atraer al público. Ahí tenemos la Casa de los Obreros, sala prácticamente centenaria en la calle de Caballeros; hace más de medio siglo, el maestro e impresor valenciano Mariano Guillot Calatayud tomó ese teatro por su cuenta privada; trajo para el debut al también valenciano Salvador Soler Marí, y lo mantuvo bastante tiempo con el nombre actual, Talía; luego, pasó a manos oficiales, y no hace muchos años la empresa del Olympia, la familia Fayos, lo tomó como gestión privada y así continúa levantando el telón cada día.

El Olympia ha demostrado que el teatro regido por manos privadas sigue interesando al público, a la vez que resulta rentable. Y esto, al cabo de cien años, que se cumplirán dentro de dos meses y pico. ¡Felicidades!