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Los libros y la cartera

Los libros y la cartera

Llega septiembre y llegan los líos con los libros y la cartera. Y no me refiero a esa que se cuelga en la espalda del estudiante, no, no, a la otra, a la que va en el bolsillo de los padres. Por estas fechas siempre es un tema recurrente en los cafés cercanos a los colegios después de las 9 de la mañana. Pero si es un debate que se repite cada otoño, les aseguro que el de este año va a ser épico y, además, con altas expectativas de que se convierta en «el culebrón» de estas tertulias hasta la Navidad? O más bien hasta las elecciones nacionales.

Esta semana lo he vivido de cerca, me encontraba en una librería cuando una madre pidió al encargado una factura para llevarla al ayuntamiento con el fin de que le dieran los 100 euros prometidos? Y ahí estalló la bomba? Todos los miembros? perdón, y «miembras», que estaban en la cola se agolparon en la caja para que el abrumado vendedor les explicara qué había que hacer para presentar la solicitud? Y ahí ya se pudo escuchar de todo? Enhorabuena por el excelente trabajo de «desinformación» de la Consellería de Educación? ¡Todo un éxito! Al parecer, ni el librero, ni los padres, ni las ampas, ni? el ayuntamiento tienen ni idea de lo que hay que hacer. De momento usted pague y luego ya se verá? Algunas madres todavía recordaban lo sencillo que era acceder al bono-libro cuando hace unos años (si, cuando gobernaba el Partido Popular) se implantó la ayuda directa a todos los alumnos de primaria matriculados en centros públicos y concertados?

Las molestias para los padres eran mínimas, pues el propio centro hacía llegar a los padres ese cheque que se entregaba en el momento de la compra sin tener que abrir la cartera si no se superaba el importe que entonces rondaba los 120 o 130 euros.

Pero ahí no acabó la polémica discusión en la librería, unos decían que las ayudas anunciadas serían «hasta» 100 euros; otros aseguraban que no, que los 100 primeros euros estaban garantizados y los otros 100 a fin de curso, si se consideraba que el libro se había mantenido en buenas condiciones? Y ahí pregunté yo: ¿Quién determinará si el libro está en buenas condiciones? El padre, la madre, el docente, la dirección del centro? ¿O se creará una nueva figura política, una especie de comisario o inspector de libros que determine si el trato que un niño ha dado a los libros ha sido el adecuado?

Por cierto, también se habló sobre si se podían forrar o no los libros, porque claro, ahora todos queremos que estén impecables en junio. Una madre aseguró que su hijo ya no volvería a subrayar un libro de texto, con lo que nos cargamos una efectiva técnica de estudio, y alguien sugirió fotocopiarlos para que los alumnos puedan trabajar los ejercicios sin estropear el texto original? Contaminación, más gasto de papel, copyright?. ¡Madre mía la que han liado con esto de los libros y la cartera! Pero no se agobien, si no me equivoco el dinero se entregará para finales de noviembre? Bueno, esperen, en el momento que se convoquen las elecciones generales les doy la fecha exacta que seguro que no me equivoco.

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